Corea del Norte confirma la detención del soldado desertor estadounidense

Este organismo, encargado de patrullar la Zona Desmilitarizada que separa ambas Coreas y dotado por tanto de una línea de comunicación directa con el Ejército norcoreano, ha rehusado de momento desvelar más detalles sobre la respuesta «para no interferir en los esfuerzos de traerle [a King] de vuelta a casa», apuntaba una brevísima nota oficial difundida en las últimas horas. Este intercambio inicial sugiere que el régimen podría estar listo para empezar unas negociaciones que marcarán la suerte del militar.

King, soldado raso de 23 años, corrió hacia Corea del Norte el pasado 18 de julio mientras participaba en una visita guiada a la frontera. Durante su estacionamiento en Corea del Sur había protagonizado varios altercados, el último de los cuales le llevó a pasar dos meses detenido por asalto. Tras recuperar la libertad el 10 de julio, tenía la orden de regresar a Estados Unidos para afrontar un proceso disciplinario, pero en el aeropuerto de Seúl logró evadir el control y escapar.

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El militar aparece vestido de civil en las fotografías tomadas por otros turistas durante el paseo, en las que destaca por ser el único asistente de raza negra. Pese a las abundantes pruebas de lo ocurrido, su hermana aseguraba ayer en la CNN que «no es el tipo de persona que simplemente desaparece». «Por eso creo que la historia es más profunda», señalaba.

También ayer, el Gobierno de EE.UU. afirmaba por boca del secretario de EstadoAnthony Blinken que Corea del Norte no ha respondido todavía de manera directa a ninguno de los reiterados acercamientos relacionados con King. «Ojalá supiéramos más», declaró el representante de la diplomacia estadounidense en una entrevista con la cadena de televisión ABC. «Estamos intentando saber más sobre su paradero y situación, pero simplemente no tenemos esa información», lamentó.

Este caso supone un quebradero de cabeza para la Administración norteamericana. Todavía está fresco en la memoria el precedente de Otto Warmbier, el último ciudadano estadounidense retenido en Corea del Norte. Este joven estudiante fue arrestado en 2016 durante un viaje de turismo por tratar de llevarse un póster de propaganda colgado en la pared de su hotel en Pyongyang, tal y como reconoció entre lágrimas en un testimonio televisado. Tras casi un año y medio en la cárcel, fue devuelto en condición crítica a EE.UU., donde falleció apenas una semana más tarde por causas todavía desconocidas.

Corea del Norte también ha quebrado su mutismo para criticar el envío de armas a Taiwán por parte de EE.UU., algo que el régimen considera una «provocación política y militar peligrosa» que coloca la región «al borde de la guerra», según ha denunciado un comunicado difundido por la agencia estatal de noticias KCNA.

Sin embargo, Corea del Norte estaría inmersa en sus propias remesas. El Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. advirtió ayer que el país estaría considerando ampliar el envío de armas a Rusia para emplear en la guerra de Ucrania. El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, habría presentado personalmente esta petición a Kim Jong-un durante su visita a Pyongyang la semana pasada para celebrar, también con la presencia de representantes chinos, el 70º aniversario del armisticio que puso fin a la guerra de Corea. «Creo que esto es otro ejemplo de lo desesperado que Putin está, después de que su maquinaria de guerra esté viéndose afectada por las sanciones», incidía ayer en rueda de prensa el portavoz de la institución, John Kirby.