El cerebro de las bombas yemeníes
El saudí Ibrahim Hassan al-Asiri se convierte en el hombre más buscado para los servicios de inteligencia occidentales
Mikel AyestarÁn
Yemen vuelve a los titulares casi un año después de que Omar Faruk Abdulmutalab fuera detenido en un avión estadounidense con un explosivo adherido a su ropa interior. El joven de origen nigeriano aprendía árabe en Sanaa y tenía 25 años, tres más que ... la joven estudiante de medicina detenida en las últimas horas en la capital yemení junto a su madre acusada de realizar el envío de las dos impresoras bomba a sinagogas de Chicago. Su abogado insiste en que la chica no tiene “relación con grupos políticos o religiosos" y teme que pueda ser una “víctima porque no tiene sentido que una persona que pueda planear este tipo de operaciones dé su teléfono o su carné de identidad a una empresa de transportes". Las agencias de noticias le presentan como hija de un “ingeniero de la industria petrolera” , pertenece por tanto a una familia de clase alta como pertenecía Abdulmutalab, hijo de un reconocido financiero y ex presidente del First Bank PLC de Nigeria.
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Pero sin duda el auténtico nexo de unión entre ambas acciones terroristas apunta al experto en explosivos encargado del diseño de los artefactos. Los servicios de inteligencia estadounidenses y saudíes, que fueron quienes aportaron la información para las detenciones de la estudiante de medicina y su madre, apuntan a Ibrahim Hassan al-Asiri como el responsable de la fabricación de las bombas . De origen saudí y con apenas 28 años ocupa el “número uno” en la lista de miembros de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) más buscados por Arabia Saudí desde que el 27 de agosto de 2009 enviara a su hermano menor, Abdula Hassan, a asesinar al responsable de la lucha antiterrorista de Riad, el príncipe Mohammed bin Nayef. Asiri preparó para el atentado un explosivo químico a base de tetranitrato de pentaeritritol (Pent) y lo camufló en la ropa interior de su hermano, que perdió la vida al detonar la carga pero no logró el objetivo de matar al príncipe saudí. Tres meses después, un 25 de diciembre, el joven Abdulmutalab fue detenido con un artefacto explosivo similar en un avión que recorría la ruta Amsterdam-Detroit .
Interferencia extranjera
El presidente de Yemen, Ali Abdulá Saleh, compareció ante los medios para agradecer la ayuda recibida a lo largo de los últimos años por Estados Unidos y Reino Unido en la lucha contra Al Qaeda (AQ), pero insistió en que "no queremos que interfieran en los asuntos de Yemen” . Un aviso ante las últimas palabras de dirigentes como el premier británico David Cameron que declaró que “debemos hacer más para eliminar el cáncer de AQ en Yemen” . El presidente Saleh sabe que su país es una auténtica bomba a presión y no olvida que a comienzos de años 150 religiosos de las diferentes sectas del país firmaron una fatwa (edicto religioso) por la que se llama a la guerra santa en caso de invasión extranjera .
Tras la crisis de las embajadas en enero de este año –las legaciones de Estados Unidos y Reino Unido recibieron las amenazas de Al Qaeda-, la diplomacia británica ha sufrido dos atentados directos en plena capital, el último a comienzos de este mes cuando un grupo de desconocidos disparó un cohete contra el vehículo del segundo jefe de la legación en Sanaa.
Mano derecha de Anwar al-Awlaki
Identificado Ibrahim Hassan al-Asiri como el cerebro en explosivos de la organización, su nombre se une al de Anwar al-Awlaki como uno de los hombres más buscados en Yemen. Awlaki, cabecilla de Al Qaeda en la Península Arábiga, es un ciudadano estadounidense de ascendencia yemení nacido hace 38 años en el estado de Nuevo México. Sus llamamientos a la yihad a través de sermones públicos o su página web son analizados por analistas y servicios de inteligencia porque en ellos marca las líneas a seguir por la organización. Se instaló definitivamente en Yemen en 2004 y en 2006 fue detenido bajo la acusación de planear un secuestro de un diplomático americano. Año y medio más tarde quedó en libertad y se reincorporó a la universidad al-Iman de Sanaa. Pocos meses después huyó de la capital y buscó refugio entre las tribus que tienen el control auténtico de la mayor parte del suelo yemení.
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