La batalla electoral francesa se traslada a la UE y el nombramiento de comisarios

La líder de la Agrupación Nacional (AN) recuerda que esta designación es una prerrogativa del primer ministro, no del presidente de la República

Le Pen acusa a Macron de «dar un golpe de Estado administrativo» con el nombramiento de altos funcionarios a su gusto

Tierry Breton

Enrique Serbeto

Corresponsal en Bruselas

El resultado de las elecciones legislativas anticipadas en Francia podría tener repercusiones inmediatas en el funcionamiento de las instituciones europeas, que en la nueva legislatura deberán adaptarse a la presencia de fuerzas de derecha radical y euroescépticas. El caso más notable ha saltado en ... las últimas horas desde París, una vez que el presidente francés, Emmanuel Macron, ha expresado su intención de que el actual comisario francés, Tierry Breton, encargado de Mercado Interior, vuelva a formar parte del ejecutivo comunitario durante los próximos cinco años.

La líder de la Agrupación Nacional (AN), que espera obtener una victoria suficientemente amplia para poder formar Gobierno, respondió inmediatamente recordando que la designación de los comisarios es una prerrogativa del primer ministro, no del presidente de la República. Marine Le Pen ha dejado claro en una entrevista con la emisora Europe 1 que, a su juicio Macron, «no podrá nombrar a Breton», puesto que tras la segunda vuelta de los comicios «habrá otro Gobierno» y «es prerrogativa del primer ministro nombrar al comisario francés».

Macron había logrado que Breton fuera situado como comisario de Mercado Interior, que es una cartera que interesa particularmente a Francia por numerosas razones, empezando por la defensa del francés en el desarrollo del mercado digital. Pero en esta nueva legislatura, las aspiraciones de Macron pasaban por que a Breton le fuera encomendada la nueva cartera que se espera que cree la presidenta Ursula von der Leyen, dedicada a la industria europea de la Defensa, un sector en el que Francia tiene intereses fundamentales para su propia producción militar, especialmente la fabricación de aviones. El propio Breton ha alentado durante esta legislatura la creación de un fondo europeo de Defensa dotado con 100.000 millones de euros precisamente para fomentar el desarrollo de la industria europea de Defensa. Sin embargo, Marine Le Pen considera que Breton «no ha defendido adecuadamente a Francia» durante estos últimos cinco años de comisario y no está claro que tenga ese mismo interés por el desarrollo de la Defensa común.

Teóricamente, los miembros de la Comisión no representan a sus países, sino que la institución tiene como misión la defensa de la legalidad europea en su conjunto. Sin embargo, todos luchan por verse atribuida una cartera importante y con capacidad de intervenir en asuntos relevantes. Al mismo tiempo se contrarrestan unos a otros, ya que las decisiones se toman por consenso y raramente se llega a la votación.

Rigurosas votaciones

Hasta ahora, todos los miembros de la Comisión han pertenecido a los tres partidos centrales –democristianos, liberales y socialdemócratas– o eran independientes. En esta última legislatura fue noticia que hubiera un ecologista (el lituano Virginijus Sinkevicius) y aunque no serán los primeros, la novedad en la próxima legislatura es que habrá numerosos representantes de las fuerzas de extrema derecha. No solo el comisario francés –si lo eligen los lepenistas franceses– sino el italiano, el húngaro o el holandés serán designados por gobiernos compuestos o dominados por partidos con los que los demás se niegan a colaborar. Pero no tendrán más remedio que hacerlo, empezando por las rigurosas votaciones en el Parlamento que cada aspirante a comisario ha de superar.

Tradicionalmente, al menos uno de los aspirantes a comisario suele ser eliminado por los eurodiputados, lo que a su vez implica que el examen se endurecerá para otro de los candidatos del grupo político opuesto. Para los que designe un eventual gobierno nacionalista francés es más que probable que no habrá clemencia en este trámite, lo que puede implicar que los eurodiputados de los grupos de derecha radical podrían boicotear sistemáticamente a los demás.

En Bruselas, sin embargo, se espera que igual que ha sucedido con el ejercicio del poder en el caso de la italiana Giorgia Meloni, también un Gobierno francés presidido por Jordan Bardella emprendería un giro hacia la moderación y el pragmatismo. Ahora, de Meloni se dice que aspira a un puesto con fuertes competencias económicas e incluso a una vicepresidencia ejecutiva y para ello se especula con la posibilidad de que proponga, por ejemplo, a un candidato formalmente independiente.

El resultado de las elecciones francesas tendrá también efectos en la organización de los grupos políticos de derecha radical, que sumados podrían formar el segundo de la Eurocámara, por encima de los socialistas, pero que siguen divididos en dos o incluso tres formaciones, si prospera la que está preparando el húngaro Viktor Orbán.

Si la Agrupación Nacional francesa llegase a formar gobierno en Francia, representaría un elemento esencial para atraer a otros diputados minoritarios al grupo de Identidad y Democracia (ID) al que pertenecen en la Eurocámara. En caso de que no lo lograse, el protagonismo seguiría en manos de los Conservadores y Reformistas (ECR), que controla Meloni, y cuyo apoyo puede llegar a ser esencial en votaciones claves.

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