Hasta 25 años de cárcel para cinco iraníes por convertirse al cristianismo

La promesa electoral de reformismo, una maniobra mediática

El reformista Pezeshkian y el ultraconservador Jalili se enfrentarán en la segunda vuelta de las presidenciales

La libertad religiosa no figura entre las prioridades del candidato presidenciales Pezeshkian (izq.), mucho menos del islamista radical Jalili (der.) Reuters/AFP

Cinco musulmanes iraníes conversos al cristianismo han sido condenados a penas de prisión que alcanzan casi los 25 años, según informa la oenegé Hengraw, creada en 2016 para vigilar el respeto de los derechos humanos de la minoría kurdo-persa. La revelación se produce en ... vísperas de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Irán, en las que uno de los dos candidatos se presenta como 'reformista'. La autorización expresa de su nombre por parte del régimen ha sido calificada de 'maniobra electoral' por parte del sector duro -cercano al Líder Supremo, Jamenei- dirigida a espolear la participación de los votantes.

Se desconocen los detalles de los juicios contra los cinco conversos, aunque la mera 'apostasía de la religión islámica' es suficiente para establecer duras condenas de cárcel desde la llegada del 'jomeinismo' al poder en 1979. La mayoría de las escuelas jurídicas del islam, tanto suníes como chiíes, defienden incluso la pena de muerte para los apóstatas, aunque en el caso de la conversión al cristianismo se trate de una de las 'religiones del Libro' que los musulmanes consideran emparentada con sus creencias.

Irán cuenta además con una minoría cristiana antigua e importante, de alrededor de 300.000 fieles, en su mayoría ortodoxos armenios. El régimen jomeinista les permite mantener el culto en sus templos, siempre que no utilicen la lengua nativa iraní y no hagan proselitismo.

El control de las actividades, en particular las políticas, de la minoría cristiana persa va de la mano de la vigilancia en torno a las conversiones de musulmanes. La libertad religiosa no figura entre las prioridades de la presunta reforma que llegaría a Irán si el viernes es elegido presidente el candidato 'reformista', Masoud Pezeshkian. Mucho menos si se alza con la victoria el islamista radical Saeed Jalili. El régimen pensaba que la presencia del primero iba a revertir la tendencia a la abstención -lógica en un sistema en el que todos los candidatos deben pasar primero por el filtro del 'núcleo duro' del poder-, pero no se produjo el milagro y la primera vuelta de las elecciones presidenciales arrojó otro récord de incomparecencia de votantes.

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