Altos mandos y funcionarios alertan de que el Pentágono se queda sin misiles de defensa aérea mientras aumenta la demanda

«Estados Unidos no ha desarrollado una base industrial de defensa que esté preparada para una guerra de desgaste a gran escala tanto en Europa como en Oriente Medio, y que al mismo tiempo cumpla con sus propios estándares de preparación», ha dicho Elias Yousif, miembro y subdirector del Programa de Defensa Convencional del Centro Stimson en Washington a WSJ. Yousif indica que ambos conflictos no formaban parte de la planificación de defensa de Estados Unidos.

Una situación que ha despertado las preocupaciones de algunos altos mandos estadounidenses como Mark Montgomery, contralmirante retirado y director sénior de la Fundación para la Defensa de las Democracias- un think tank conservador y una organización de lobby registrada. que ha expresado sus dudas sobre las capacidades del ejército estadounidense en otros escenarios que se abren a futuro. Es el caso del Pacífico, una región que es de enorme interés para los americanos.

El periódico estadounidense explica que los interceptores más comunes, como son los misiles estándar, que se lanzan desde barcos son los que están bajo el foco. Este armamento es el que ha empleado EE.UU para ayudar a defender el territorio israelí de los misiles y drones iraníes, al tiempo que son los utilizados para enfrentar los ataques de los hutíes a los barcos occidentales en el Mar Rojo. Los funcionarios estadounidenses han contado que ya se han usado unos 100 misiles estándar por un valor de más de 1.800 millones de dólares desde el ataque de octubre de 2023 y la producción no da a basto. Una escasez que podría ser más acuciante si tras el ataque israelí a Irán se desata una respuesta de Teherán.

La portavoz del Pentágono, Sabrina Singh, por su parte ha contestado que «durante el último año, el Departamento de Defensa ha aumentado su posición de fuerza en la región para proteger a las fuerzas estadounidenses y apoyar la defensa de Israel, teniendo siempre en cuenta la preparación y las reservas de Estados Unidos».

En cambio, el secretario de la Marina, Carlos del Toro, ya había expresado la dificultad de aumentar la producción de misiles estándar. En su testimonio ante los legisladores dijo que había presionado a la industria para que aumentara su producción, porque Estados Unidos había desplegado demasiados interceptores en Oriente Próximo.

Según detalla WSJ esta mayor demanda supone exigir que las empresas abran nuevas líneas de producción, amplíen sus instalaciones y contraten más trabajadores. «Las empresas suelen ser reacias a invertir en esa expansión sin saber que el Pentágono se compromete a aumentar los niveles de compra a largo plazo». Además, no solo tienen que responder ante el Pentágono, sino también ante otros compradores privados. Por eso Del Toro, y el general de la Fuerza Aérea CQ Brown Jr., presidente del Estado Mayor Conjunto, han recurrido a empresas nuevas para ayudar a aumentar la producción de nuevos tipos de misiles de defensa aérea.

El problema está también en que la Armada suele lanzar dos interceptores por cada misil cuando responde a los ataques, aclaró un funcionario al Congreso. «Básicamente es como una póliza de seguro para garantizar que el objetivo sea alcanzado. Un solo misil estándar puede costar millones de dólares, lo que lo convierte en una forma costosa de defenderse de las armas de fabricación iraní, que cuestan mucho menos.

Y añade que «esas municiones son realmente caras para derribar objetivos hutíes de mala calidad y cada una que gastan lleva meses para reemplazarla, y a un costo muy, muy alto».

Una preocupación que deja algunos interrogantes importantes a medio y corto plazo. Especialmente en un momento donde pueden agitarse los avisperos según sea uno u otro el resultado de las elecciones estadounidenses.