La abuela del adolescente muerto en Francia llama al fin de los disturbios en el país: «Quiero que todo esto pare»

A última hora de la tarde del domingo, el presidente, Emmanuel Macron, reunió en el Elíseo una célula de crisis.

La ministra de Asuntos Exteriores recibió la consigna urgente de «tranquilizar» a toda Europa de la crisis francesa, en cierta medida. Los ministros del Interior y Justicia vieron confirmada su política de mano dura, sin llegar al estado de urgencia y emergencia nacional. El ministro de Asuntos Ecológicos y Territoriales recibió la orden de «acentuar» su «concertación» con los 35.000 alcaldes de Francia, que han convocado una manifestación de «unidad nacional» para este lunes.

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Tras seis días de crisis, el despliegue diario de 45.000 policías, gendarmes y antidisturbios no ha conseguido restaurar el orden. Entre un 70% y un 75% de los franceses apoyan la declaración del estado de urgencia / emergencia, con despliegue del Ejército. Sin embargo, el presidente Macron sigue negándose.

La Fiscalía inculpó por el delito de homicidio voluntario al policía que mató a Nahel (17 años). Los amigos y familiares del policía han conseguido en 48 horas más de 700.000 euros de ayudas, a través de un bote, una petición familiar. La familia del niño asesinado solo había conseguido la tarde del domingo unos 100.000 euros. Los sindicatos de policía, por su parte, acusan al Gobierno de «irresponsabilidad» por encarcelar al policía.

La abuela de Nahel y otros familiares han hecho llamamientos a la calma, con un éxito relativo. «Quiero que todo esto pare. A la gente que está rompiendo cosas les digo que paren. Que no destruyan las escuelas», ha pedido la abuela, llamada Nadia. Las redes sociales, espiadas por los servicios de seguridad, difunden a toda hora expresiones de cólera que atizan el vandalismo latente e inflamable.

Por su parte, las asociaciones de alcaldes de los 34.955 municipios de Francia han convocado sentadas y manifestaciones, a la puerta de las alcaldías, como muestra de solidaridad con el alcalde conservador de L’Haÿ-les-Roses (32.000 habitantes), en la periferia oeste de París, víctima de un intento de asesinato. Sin embargo, varios millares de asociaciones humanitarias prefieren apoyar la llamada cólera ciudadana.

Las máximas autoridades religiosas, católica y musulmana, hicieron llamamientos a la calma, pero sin mucho éxito. Nahel fue enterrado en el cementerio del Mont Valérien, al oeste de París, un monumento de la historia política de Francia. Ni los musulmanes reconocieron el detalle, excepcionalmente simbólico, ni la sociedad civil, católica o laica, aprecia esa comunión física de las tumbas.

En la historia diplomática se atribuye al Zar Nicolas I el concepto de «hombre enfermo de Europa», hablando del Imperio Otomano, en 1853. Desde entonces, ese concepto se ha usado para calificar a las potencias cuyas crisis internas afectan a Europa, como hoy teme una mayoría de dirigentes europeos.