ANÁLISIS
La crisis de Schengen replantea la integración europea
La crisis de Schengen, comparable a una crisis del euro, revela la fragilidad de la integración política europea. Tras la Segunda Guerra Mundial fracasaron los intentos de integración política europea. Según el ministro francés Schuman ésta era imposible sin una previa «solidaridad de hecho» entre ... las naciones europeas. Se empezó entonces un proceso de integración europea en el terreno económico utilizando el llamado «método comunitario» que suponía crear, en ciertas áreas, un Derecho común para todos los miembros de las Comunidades Europeas.
Aunque esta integración fue un éxito y cada vez más Estados se sumaron a las Comunidades, algunos sectores europeístas querían ir más allá. Kohl, Mitterrand y Delors quisieron iniciar la integración política europea con el acuerdo de Schengen (para eliminar las fronteras interiores) y el Tratado de la Unión Europea de 1992, sacrificando el espíritu de Schuman y el método comunitario: se emprendía la integración política sin concluir la integración económica en aspectos como la política fiscal y laboral y se empezó a utilizar, de forma paralela, el método de las «cooperaciones reforzadas» para vencer las resistencias de Thatcher a embarcarse en ese proceso. Las «cooperaciones reforzadas» permitían a algunos Estados miembros crear nuevas reglas de Derecho no vinculantes para los demás Estados comunitarios. Es el modelo seguido para el euro y en otros casos.
Las «cooperaciones reforzadas» crearon una ilusión de integración política ahora deshecha con la tormenta migratoria provocada por la aventura libia de Sarkozy y las revoluciones en el norte de África. El proceso tenía los pies de barro. Pero sería injusto pensar que no es necesaria la integración europea. Pero habrá que repensarla volviendo a la idea original de Schuman.
Carlos Ruiz Miguel es catedrático de Derecho Constitucional y profesor Jean Monnet de la Comisión Europea
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