China paraliza sus trenes de alta velocidad para revisar la seguridad
Pekín suspende todos los proyectos y reduce la velocidad de las líneas por el choque de julio que dejó 40 muertos y provocó una oleada de críticas
PABLO M. DÍEZ
Frenazo en seco de la alta velocidad china. Tras abrir en los cuatro últimos años 10.000 kilómetros de vías por donde sus ferrocarriles circulan a entre 200 y kilómetros por hora, el régimen chino ha paralizado todos sus nuevos proyectos por el ... trágico choque que se cobró 40 muertos el pasado 23 de julio en Wenzhou (provincia de Zhejiang). Dicho accidente es el más grave desde el descarrilamiento de otro tren rápido cerca de Qingdao (provincia de Liaoning) el 28 de abril de 2008, en el que murieron 72 personas.
Debido al inusual aluvión de críticas contra los fallos de seguridad que provocaron el siniestro, que se han extendido desde las redes sociales chinas hasta los medios de comunicación controlados por la propaganda y la censura, el Gobierno anunció el miércoles el freno a la alta velocidad. «Suspenderemos de momento el examen y aprobación de nuevas construcciones ferroviarias», explicó en un comunicado, donde también indicó que s e reducirá la velocidad máxima de los trenes (de 300 a 250 kilómetros por hora y de 250 a 200 kilómetros por hora) y se revisarán las líneas existentes y las que están en construcción.
Tan drástica decisión es un serio revés para las ambiciones del régimen de Pekín , que había hecho de los trenes de alta velocidad una causa de Estado y un ejemplo de la modernización que ha traído el crecimiento económico de las tres últimas décadas. Pero el propio «Diario del Pueblo», órgano de propaganda del Partido Comunista, incluso ha advertido en un editorial que el país no necesita «un Producto Interior Bruto (PIB) teñido de sangre», en clara alusión al malestar social generado por el brutal accidente en Wenzhou.
A pesar de la censura que impera en internet y los medios de comunicación, los chinos se han despachado contra el fallo de las medidas de seguridad que causó el siniestro y han señalado como causa principal la corrupción reinante en el país . Un arrebato de ira ciudadana que ha alarmado a los gerifaltes del régimen, sobre todo teniendo en cuenta el relevo de poder que se producirá el próximo año con el nombramiento de un nuevo presidente y primer ministro.
«Nos sentimos profundamente culpables y lamentamos las trágicas pérdidas de vidas y propiedades en el accidente», se disculpó el ministro de Ferrocarriles, Sheng Guangzu, tras un encuentro con el primer ministro, Wen Jiabao.
Su antecesor en el cargo y principal impulsor de la alta velocidad en China, Liu Zhijun, fue cesado por corrupción en febrero , disparando las alarmas sobre la calidad y la seguridad de las obras. No en vano, está acusado de haberse apropiado de 800 millones de yuanes (88 millones de euros) en sobornos por los contratos de dichos trenes.
En marcha desde 2007, China ya tenía el año pasado la mayor red de alta velocidad con 8.358 kilómetros. Tras la apertura en julio de la línea más larga del mundo, los 1.318 kilómetros que unen Pekín con Shanghái, el plan era alcanzar los 13.000 kilómetros el próximo año y 16.000 en 2020. Tras «copiar» a firmas alemanas, francesas y japonesas, China pretendía exportar su propia tecnología de alta velocidad a otros países emergentes, pero todos estos planes han descarrilado como el tren de Wenzhou.
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