Alan Solomont: «España no es el eslabón débil de la zona euro»

—¿Cuál es la posición de EE.UU. sobre el euro? ¿Está dispuesto a ayudar a la UE a salvarlo?

—Nuestro gobierno ha sido muy explícito diciendo que un euro fuerte y coherente es lo que más nos conviene. Pero lo que no podemos hacer es prescribir las soluciones o imponerlas. Europa está haciendo frente bien a la situación.

—¿Es España el eslabón débil del euro?

—No. No hay una periferia en la que esté España. La contribución española al euro es importante, y España, probablemente más que ningún otro país en este momento, está tomando medidas agresivas para hacer frente a la crisis. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, tuvo la oportunidad esta semana de expresar a la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, su apoyo a las reformas que el Gobierno español tiene en curso.

—Lleva un año en nuestro país, y ha llegado probablemente en el peor momento de nuestra historia. ¿Qué se siente al vivir en un país con un 20% de paro?

—Es verdad que ha sido un año muy duro para España pero, irónicamente, ha sido uno de los mejores para las relaciones bilaterales. El principal reto de EE.UU. es también el desempleo, y de lo que el presidente habló en el discurso del estado de la unión fue de trabajo. Lo más impresionante es el sentido de responsabilidad colectiva de este país, las familias españolas y el Gobierno están trabajando muy duro para ayudarse a salir de este periodo. Pero, honestamente, hay más «sin techo» en Lafayette Park enfrente de la Casa Blanca que en las calles de Madrid. El crecimiento de España dependió demasiado del inmobiliario, y la caída ha sido más dura, pero a veces los árboles no dejan ver el bosque: España ha sido un milagro político y económico en los últimos 30 años. Como ha dicho Timothy Geithner (secretario del Tesoro), «no estamos todos en el mismo barco pero atravesamos todos la misma tormenta», con lo que la salida es similar para todos.

—¿Y cuál es la salida?

—El discurso es el mismo para España y para EE.UU. El martes, uno de los temas principales del presidente Obama fue la idea de América como país en el que todo el mundo puede salir adelante, y América como un país en el que, a pesar de las diferencias, todo el mundo comparte la misma idea de país. Este es un mensaje importante para nuestros aliados y para España: España hace 30 años decidió ser una democracia y una nación, con sus diferencias regionales. El camino hacia el futuro es ese: ser naciones que «innovan más, educan mejor y construyen más que el resto del mundo», como dijo el presidente.

—Cada vez más voces alertan sobre la ineficiencia del modelo de Estado español. ¿Ha detectado redundancias?

—La cuestión de la eficiencia del Gobierno y del tamaño adecuado del Estado es uno de los temas del Presidente, quien ya denunció que, en EE.UU., si pescas salmón en aguas dulces es competencia del departamento de Interior y si es en aguas saladas es de Comercio. «¿Qué hacemos con el pescado ahumado?», se preguntó. Aquí hay un fuerte sentimiento regional, es parte de esta cultura. Pero la diferencia entre Aragón y Galicia no me parece mayor que entre Maine y Nuevo México. Lo importante es la idea de Obama: que, a pesar de las diferencias, somos un único país.

—¿Es China el imperio emergente?¿Cómo podemos relacionarnos con una potencia que aúna lo peor del comunismo y lo peor del capitalismo?

—Visité China en mi luna de miel en 1984 y volví en 1988; no he vuelto desde entonces. China está haciendo lo que veníamos pidiéndole que hiciera, que avanzara en la liberalización económica y se uniera al mundo mediante el comercio internacional, dejando de lado una ideología devastadora. No veo por qué la gente se siente tan amenazada. La competencia internacional que este nuevo entorno genera debería ayudarnos a reaccionar y a superarnos. A eso se refiere el presidente hablando de un «momento Sputnik», una era en la que EE.UU. debía hacer frente a una amenaza competitiva de la Unión Soviética, y respondimos con un gran salto en innovación y prosperidad.

—¿Es la China de hoy la Unión Soviética de entonces?

—Es complicado hacer estas comparaciones. Pero no, en el sentido de que con la URSS competíamos por la viabilidad de nuestras ideologías, mientras que hoy, a pesar de las enormes diferencias, EE.UU., Europa y China se adhieren a la misma visión económica.

—Goldman Sachs ha proyectado que en 2027 el PIB de China será mayor que el de EE.UU. ¿Le preocupa?

—¡Si fueran tan inteligentes deberían haber predicho la crisis global! No me preocupa, sinceramente. Tenemos una estrategia. La economía de EE.UU. es la más próspera de la Historia, producimos más patentes que nadie, tenemos las mejores universidades… No creo que el poder de EE.UU. esté en declive, como dicen, sino que está cambiando porque el mundo está cambiando.

—Europa está celosa de ese G-2...

—(risas) La secretaria de Estado y la ministra de Exteriores han hablado esta semana en Washington de valores comunes, de posiciones alineadas en la mayoría de los retos a los que nos enfrentamos. Pero hoy tenemos poderes emergentes con los que debemos relacionarnos. ¿Dónde crece más Zara? ¿Dónde se expande Acciona ? En Asia.