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El fiscal general tacha de «mentira detestable» su connivencia con Rusia

Sessions entiende la reunión de Trump con el exdirector del FBI: «No tenía nada de malo». También justifica haber participado en la destitución de Comey, pese a haberse recusado

Jeff Sessions este martes ante el Senado AFP
Manuel Erice Oronoz

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Cinco meses después de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, la escena política no podía ser más llamativa. El fiscal general de Estados Unidos, el hombre encargado por ley de impulsar la investigación de presuntos delitos, comparecía ante el Comité de Inteligencia del Senado ... para intentar salir de su propio atolladero. Con al menos una mentira bajo juramento como pesado antecedente, al negar que hubiera mantenido contactos con cargos rusos durante el examen para que la cámara alta avalase su nombramiento, Jeff Sessions había tenido que autorrecusarse en las pesquisas de la llamada trama rusa, al desvelar después la prensa dos conversaciones con el embajador de Putin en Washington, Sergey Kislyak. Si su credibilidad yacía moribunda, su proyección política no podía estar más debilitada . El número uno del Departamento de Justicia acababa de poner su cargo a disposición de un presidente contrariado por esa renuncia a mantenerse al frente de una investigación que marca el mandato. Las acusaciones de James Comey de dejarle a solas frente a Trump en el Despacho Oval, dando pie a las presiones que el destituido director del FBI denunció hace unos días para que no indagara en las conexiones con Moscú, conformaban el tercero de sus frentes sin resolver.

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