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Schulz, que se ve perdedor, someterá a las bases otra coalición con Merkel

Con solo un 20% de intención de voto para las elecciones en Alemania del próximo domingo, el SPD quiere repetir gobierno con la canciller e imponer los puntos más importantes de su programa electoral

Martin Schulz, candidato del SPD, este fin de semana en un acto de campaña en Karlsruhe Afp

Rosalía Sánchez

A una semana de las elecciones generales, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) da las urnas por perdidas. Las encuestas apenas le auguran un voto del 20%, un resultado por debajo incluso de su peor registro en unas elecciones generales, el 23% obtenido en 2009, y su candidato, Martin Schulz , parece abocado a una nueva gran coalición de gobierno con Angela Merkel en la que su presencia quedaría disminuida respecto a la actual legislatura, en virtud de su escuálido resultado.

Sin su apoyo, sin embargo, a Merkel le resultaría más complicado articular una fórmula de gobierno para los próximos cuatro años, por lo que Schulz ha encontrado la manera de transmitir a sus votantes el mensaje de que no todo está perdido y ayer anunció en un acto electoral que someterá a la votación de las bases un posible acuerdo de gran coalición.

«Las bases del partido deberán decidir si quieren sellar una alianza con otros partidos y también elegir con quién», dijo, asumiendo que la incógnita de estas elecciones es con quién formará gobierno la futura ganadora, Merkel.

Votación hace cuatro años con Steinbruck

Hace cuatro años, después de echar por la puerta de atrás al candidato que había perdido las elecciones contra Angela Merkel, Peer Steinbruck , el presidente del partido ya sometió a la votación de las bases el acuerdo de gobierno con la ya entonces apodada la «eterna canciller». De los más de 470.000 militantes, participó cerca de un 78% y un 76% se mostró a favor.

«Esa consulta de 2013 fue un momento cumbre en la democracia interna del partido. No podemos ni queremos ir hacia atrás», argumenta ahora Schulz, pero lo cierto es que en este momento las bases son bastante menos propensas a un nuevo gobierno con los conservadores y su candidato ha comenzado ya a adelantar cuáles serían las líneas rojas de la negociación.

Las exigencias que pondrá sobre la mesa Schulz en la primera conversación con Merkel serán la igualdad de salarios entre hombres y mujeres, garantía de plazas escolares gratuitas de horario prolongado, una reforma de las pensiones que mejore la capacidad adquisitiva de los jubilados más desfavorecidos y una «Europa más fuerte y solidaria», siendo este último punto el que queda más abierto.

Por el camino de la negociación dejaría caer seguramente su negativa a aumentar el gasto en defensa hasta el 2% del PIB, tal y como exige Trump y a lo que Merkel está dispuesta, lo que supone que el presupuesto actual de 36.000 millones al año podría haberse doblado en 2030 con las actuales previsiones de crecimiento económico.

En el capítulo «Europa» de esa negociación, tanto Merkel como Schulz están completamente de acuerdo en plantar cara a Hungría y Polonia en su negativa a recibir refugiados y esa convicción se afianza con noticias como la de ayer, cuando la Policía interceptó en la frontera con Polonia un camión conducido por un turco de 46 años en cuyo interior se hacinaban 51 inmigrantes ilegales de procedencia iraquí, 17 de los cuales eran niños.

Pero ampliando el concepto de solidaridad al manejo de las cuentas europeas, Schulz mostró en sus días de presidente del Parlamento Europeo bastante más simpatía por la mutualización de la deuda y por ideas como los eurobonos de lo que Merkel y su ministro de Finanzas Schäuble están dispuestos siquiera a comentar.

Opción Jamaica

¿Y si la negociación no cuaja o las bases rechazan el pacto? Entonces a Merkel le queda la opción de la denominada «coalición Jamaica», junto con los liberales del FDP y Los Verdes, inédita en la historia de la República Federal alemana y posible solamente si la canciller puede formar una mayoría con sus propios votos, que según las encuestas rondarán el 39%, y los de esos dos socios menores, a los que los sondeos dejan por debajo del 10%.

El actual presidente del SPD, Sigmar Gabriel , ha llamado esta semana a la que él considera la «coalición perfecta» y que no es otra que la «coalición semáforo», que reuniría al SPD con los liberales del FDP y Los Verdes, desplazando de la Cancillería a Angela Merkel, pero lo cierto es que el descenso de los socialdemócratas en las encuestas apunta a que no sería una fórmula mayoritaria en le Bundestag.

Y lo que parece bastante claro es que Merkel no recurrirá en ningún caso a los ultras de Alternativa para Alemania (AfD), el partido antieuro y antiextranjeros que puede superar el 10% de los votos y con el que el resto de formaciones políticas no quiere tener nada que ver y que aumenta el nivel de provocación de su discurso a medida que se acerca la fecha. El último escándalo lo ha causado su candidato, Alexander Gauland, reivindicando el derecho de los alemanes a estar orgullosos de la actuación de sus soldados en la Segunda Guerra Mundial.

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