Sarkozy comienza su calvario judicial por una decena de escándalos políticos

El expresidente francés se sienta hoy en el banquillo acusado de tratar de corromper a un juez, el primero de la larga lista de procesos que le salpican

Nicolas Sarkozy, expresidente francés y candidato del partido Les Republicains en las elecciones AFP

Nicolas Sarkozy , 65 años. Treinta y siete años de carrera política. Cinco años de presidente de la República. Treinta años de escándalos políticos , diez años de escándalos sentimentales y separaciones amorosas. Citado hoy en el Tribunal de París, acusado de presuntos ... delitos de corrupción en uno de la decena de escándalos pendientes.

Hace seis años la justicia comenzó a instruir el caso que comienza a juzgarse este lunes. Se sospechaba que Sarkozy y uno de sus abogados, Thierry Herzog, habían obtenido informaciones confidenciales de un antiguo magistrado, instructor de otros escándalos en los que estaba implicado el expresidente. Varios jueces estimaron que Sarkozy y su abogado habían corrompido o intentado corromper a ese juez, prometiéndole un ascenso atractivo en Mónaco/Montecarlo.

Comenzó a instruirse entonces el escándalo de las escuchas telefónicas. Los teléfonos privados del expresidente habían sido «pinchados» por la policía judicial para descubrir los «tráficos» de Sarkozy y su abogado. Tuvieron una eficacia policial explosiva. Sarkozy pudo ser inculpado por los presuntos delitos de corrupción activa y tráfico de influencias. Su abogado fue inculpado los mismos delitos y la presunta violación del secreto profesional.

No hubo enriquecimiento de ningún tipo. Pero, seis años más tarde, el escándalo de las escuchas telefónicas tiene una importancia sustancial por varias razones: pudiera descubrir cómo Sarkozy «disimulaba» su personalidad con varios «pseudónimos» y utilizaba su poder en el Elíseo para corromper a jueces con el fin de conseguir tratos de favor en otros escándalos anteriores. Escándalos que han seguido su proceloso curso, con muy distinto rumbo.

Donaciones millonarias de Gadafi

En su origen último, el caso de las escuchas que comienza hoy era una «prolongación» del escándalo Liliane Bettencourt, la mujer más rica de Francia , en su día sospechosa de haber entregado a Sarkozy cantidades considerables de dinero negro para financiar alguna de sus campañas políticas. El escándalo Bettencourt hizo correr mucha tinta, negra. En vano. Fue enterrado «apresuradamente» con una sentencia favorable a Sarkozy, a falta de pruebas de los sobres de dinero que el candidato a presidente habría recibido en mano hacia 2006 para financiar su victoriosa campaña de 2007.

Presidente entre 2007 y 2012, Sarkozy siguió arrastrando con mucho ruido un rosario de «cacerolas» y escándalos sucesivos, que comenzaban en los años 90 del siglo pasado y se prolongaron hasta la campaña fallida de 2012, matriz de escándalos mayores. Durante años se acusó a Sarkozy de haberse beneficiado de «donaciones» millonarias de Muamar el Gadafi , el autócrata libio. Fue durante un largo quinquenio el más grave y temible de los escándalos, apoyado por las declaraciones de un hombre de negocios libio que declaró ante la justicia que él había transmitido, en persona, maletas de billetes con dinero libio destinado a financiar la campaña presidencial de Sarkozy. Hace apenas dos semanas, el mismo hombre de negocios desmintió sus propias acusaciones, «liberando» al expresidente de la más grave de las acusaciones, en un escándalo que aún tiene otros frentes.

Varios jueces siguen instruyendo el caso de la financiación parcialmente «ilegal» de la campaña fallida de 2012. Se sospecha que Sarkozy pudo gastar ilegalmente mucho más de lo autorizado por la Ley y que sus hombres de confianza crearon empresas para ocultar ese tipo de desemobolsos. Sarkozy se dice víctima de un «acoso» judicial. No se le reprocha enriquecimiento indebido ni abuso de bienes sociales. Se le acusa de ocultar la financiación parcialmente ilegal de su última campaña.

Otro escándalo presidencial… Se sospecha que Sarkozy, en el Elíseo, autorizó la financiación y realización de sondeos políticos de «confusa» utilización, beneficiando a dos de sus consejeros políticos. El caso estalló en 2018 y afecta al funcionamiento del Elíseo entre 2007 y 2012.

Venta de helicópteros

Hay otros escándalos, de cierta importancia, que solo le afectan de manera indirecta. Sarkozy «heredó» de los años Mitterrand (1981-1995) el caso de Bernard Tapie, un avispado hombre de negocios que fue ministro de Mitterrand y presidente del equipo de fútbol de Marsella, antes de caer en la tela de araña de un gigantesco escándalo bancario. Se sospecha que, muchos años más tarde, Sarkozy y su ministra de Economía, Christine Lagarde, pudieron «facilitar» un acuerdo financiero muy beneficioso para Tapie.

Como ministro de los presupuestos del Estado, en 1995, Nicolas Sarkozy participó en alguna medida en las negociaciones que culminaron con la venta de helicópteros a Pakistán y Arabia Saudí. Mucho más tarde se descubrió que algunos intermediarios pudieron cobrar sustanciales comisiones... La justicia lleva años investigando en qué medida Sarkozy pudo conocer o no ese tipo de oscuras negociaciones.

Se trata de un rosario de escándalos políticos, financieros , cuya instrucción lleva años ramificándose, dejando un rastro de confusa podredumbre, de difícil confirmación judicial. El proceso de las escuchas que comienza hoy abre una brecha imprevisible. Quizá no sea un escándalo «mayor», pero «ilumina» un posible e inquietante comportamiento. El proceso y su posible sentencia, en semanas o meses, no pondrá fin al rosario de escándalos en curso. Sarkozy, por otra parte, podrá recurrir y apelar.

Esos treinta años de escándalos políticos también tuvieron una dimensión «glamour». En ese tiempo Sarkozy se divorció en dos ocasiones. Abandonó a su primera esposa por Cecilia Ciganez Albeniz, descendiente de Isaac Albéniz y prima de Ruiz Gallardón, que le abandonó a para fugarse con un experto en comunicación política. Antes de redescubrir el amor con Carla Bruni, tuvo una tórrida aventura con una conocida periodista política siempre en ejercicio. Esa instalación del expresidente en el corazón de una tupida telaraña judicial dejó huérfana a la derecha francesa. Paradójicamente, sigue teniendo muy buena prensa y se cotiza razonablemente bien en los sondeos, con un 35/37% de opiniones positivas. Se dice que Emmanuel Macron le consulta regularmente. Y parte del electorado conservador vería con buenos ojos su improbable regreso a la política activa.

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