El regreso de los paramilitares

«Hemos vuelto, este es nuestro territorio y no dejaremos que el país se venda a los intereses de los terroristas de las FARC por un Gobierno que esta traicionando a la nación», afirma uno de los uniformados, según don Víctor ( nombre falso por expreso deseo de la fuente por miedo a posibles represalias), que estuvo en la reunión.

Don Víctor es el presidente de junta comunal de una de las veredas del municipio de Belén de los Andaquíes. A mediados de la década de los noventa y hasta la cuestionada desmovilización de las AUC en el año 2006, vivió bajo el yugo y el terror del Bloque Paramilitar Héroes de los Andaquíes. «Fueron tiempos muy difíciles, donde aquí moría y desaparecía mucha gente. Los paracos sembraron el terror en esta tierra y ahora que han regresado la gente tiene otra vez mucho miedo por lo que pueda ocurrir. Ya sabemos de lo que es capaz esta gente», asegura don Víctor, que vio cómo su hermano fue capturado por el bloque paramilitar y a día de hoy aún continúa desaparecido.

El Bloque Paramilitar Héroes de los Andaquíes controló todo el municipio de Belén de los Andaquíes convirtiendo las comunidades de Valparaíso, La Mona y Puerto Torres en enclaves estratégicos. Puerto Torres y La Mona fueron los dos centros de entrenamiento paramilitares más importantes del departamento del Caqueta. En ellos la casa parroquial y el centro escolar se transformaron en escuelas de tortura para los nuevos reclutas, donde cientos de personas murieron crucificadas y posteriormente descuartizadas por orden del comandante de este grupo paramilitar. «Esta gente ya se ha dejado ver en La Mona, en Puerto Torres y aquí, en Valparaíso. La gente está muy asustada, no quiere volver a vivir el horror que nos tocó en el pasado», afirma don Víctor.

El regreso del paramilitarismo en Colombia es un secreto a voces. El Gobierno dice que ya no hay paramilitares, sino apenas bandas criminales. Las FARC aseguran que sí hay paramilitarismo y exigen que el Estado acabe con este. Hoy, el debate cobra fuerza por la petición reiterada de los negociadores de las FARC en La Habana de desmontar el paramilitarismo como condición necesaria para avanzar en la construcción de una paz estable. Una exigencia que aún no se ha materializado y que ha dado lugar al incumplimiento de la fecha pactada del 23 de marzo para la firma de la paz.