El presidente búlgaro nombra gobierno de transición

Mientras los comentarios y los análisis de observadores y politólogos no cesaban, el ya exprimer ministro, Boiko Borisov, convocó una asamblea de GERB, el partido que lidera y que gobernó durante más de diez años, y cesó como miembros de la cúpula de esta formación política, a la actual alcaldesa de Sofía, Yordanka Fandakova , aunque conserva este cargo por ser electivo, y al alcalde de Varna, el principal puerto marítimo en el mar Negro, por considerar que no favorecieron mucho a su partido en los comicios del 11 de abril pasado.

Borisov le deseaba al nuevo gobierno que sepa conducir el país en estos tiempos difíciles, pero señaló que el ejecutivo en realidad no tendrá mayores responsabilidades ya que «todo lo decidirá Radev».

La ya exministra de Exteriores, Ekaterina Zajarieva fue muy crítica con el nuevo ministro de Finanzas, afirmando que «no tiene la menor idea de las finanzas en el presupuesto del Estado. Por primera vez se nombra en este cargo a una persona ajena al sistema». Gueorg Gueorguiev , líder de la organización juvenil de GERB, exviceministro de Exteriores y actual diputado, manifestaba que confía en que este nuevo gobierno no recurra al revanchismo «porque hay tareas mucho más importantes que resolver».

Borislav Tsekov, catedrático en Derecho Constitucional declaraba que un gobierno de transición tiene una duración limitada –dos meses- y «no está respaldado por el voto de los ciudadanos; no tiene poderes para promover una política concreta», aunque los analistas coinciden en que Radev lo utilizará para su principal objetivo que es potenciar su imagen de cara a su reelección a finales de año.

La situación es bastante compleja porque parece muy posible que los próximos comicios en julio arrojen resultados muy similares a los que hubo tras las elecciones de abril pasado. Además, se especula con la posibilidad de que el nuevo Parlamento no logre formar gobierno y el Jefe de Estado tenga que volver a nombrar un nuevo gobierno interino.