Trump complica a Biden un futuro acercamiento al régimen cubano

Si se formaliza, la inclusión de Cuba en la lista sería una maniobra política de Donald Trump , al que le quedan algo menos de tres semanas en la Casa Blanca. Por un lado, minaría los planes de Biden de cambiar el rumbo de la política de mano duro con Cuba de Trump. En campaña, aseguró que no tardará en «dar la vuelta a las políticas de Trump que han dañado al pueblo cubano y no han hecho nada por el avance de la democracia y de los derechos humanos». Por otro, sería una forma de agradecer el apoyo de las comunidades cubanas y venezolanas en las elecciones del pasado 3 de noviembre. Aunque no le sirviera para ganar, su voto fue determinante en la victoria de Trump en Florida, uno de los estados decisivos en los pasados comicios.

No es la primera vez que Trump utiliza la lista de países patrocinadores del terrorismo para conseguir avances políticos. Sudán ha salido recientemente de ella después de las negociaciones para que el país africano, de mayoría musulmana, estableciera relaciones diplomáticas con Israel.

Barack Obama hizo algo similar a lo que ahora se plantea Trump: mover a Cuba de la lista en la recta final de su estancia en la Casa Blanca. Hasta casi el final de su segundo mandato, el Departamento de Estado mantuvo a Cuba en la lista por ser un «refugio» para, entre otros, terroristas de ETA e integrantes de las FARC de Colombia. Cuando quiso cerrar su presidencia con una normalización histórica de las relaciones diplomáticas –fue el primer presidente en visitar Cuba desde la década de 1920– su Gobierno quitó importancia al apoyo del régimen castrista a los terroristas.

Es previsible que Biden no tarde en querer sacar a Cuba de la lista. Pero eso conlleva un proceso de revisión dentro del Departamento de Estado que puede extenderse durante meses: un regalo envenenado de Trump para el comienzo de sus relaciones con La Habana .