La OTAN constata el bloqueo del plan de retirada de Afganistán

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg , dijo por su parte que la OTAN «quiere una solución negociada y pacífica en Afganistán» y en ciertos aspectos «estamos más cerca que nunca de un acuerdo, pero somos realistas y vemos que las negociaciones son muy frágiles y no sabemos aún si tendrán éxito». Stoltenberg mencionó el ofrecimiento del Gobierno turco para albergar estas negociaciones que inicialmente se llevaban a cabo en Doha y que últimamente han tenido episodios en Moscú.

Estados Unidos, que inició este proceso en solitario con un acuerdo directo con los talibanes en 2020, asume ahora que tiene que contar con los demás aliados y por ello Blinken ha asegurado en la sede de la OTAN que cualquier decisión que adopte Washington «estará basada en el pensamiento de los aliados de la OTAN» con los que comparte los dos principios de retirar de allí sus soldados, pero al mismo tiempo «asegurarse de que Afganistán nunca más sea un santuario para terroristas».

La presencia de la OTAN en Afganistán se remonta a casi 20 años, aunque quedan lejos los tiempos en los que mantenía allí hasta 130.000 soldados de 36 países efectuando acciones de combate, mientras que ahora son menos de 10.000 de los que apenas 2.500 son estadounidenses y 1.600 alemanes, en misiones de adiestramiento de las fuerzas armadas afganas.

El norteamericano ha querido también limar asperezas con Turquía, un país cuyo máximo dirigente, Recep Tayyip Erdogán , tiene una agenda nacionalista propia y no siempre paralela a la de sus aliados. Tanto Blinken como Stoltenberg han emitido mensajes de conciliación respecto a los asuntos más espinosos, incluyendo la decisión de Ankara de comprar el sistema de misiles antiaéreos rusos S-400 que no es compatible con la tecnología que usan los aliados. El entonces presidente Donald Trump llegó a dictar sanciones contra Ankara por ello, pero ahora las cosas tienen otro cariz en las relaciones entre la OTAN y Rusia y China, y la posición de Turquía se ha vuelto más importante. Eso explica que el secretario general de la OTAN dijera después de las reuniones de ayer que si bien es cierto que existe «cierta preocupación» respecto a algunas de sus acciones, incluyendo también sus actividades expansionistas en el Mediterráneo Oriental, «la OTAN puede ser la plataforma adecuada para resolver esos problemas». No todos los países están seguros de que la volubilidad de la política turca pueda hacer fáciles esos deseos y de hecho hay diplomáticos que reconocen que no se sienten confortables hablando de Rusia en una reunión donde también están los representantes turcos, pero por ahora pesa más la voluntad de creer que Ankara estaría del lado occidental llegado el caso.

Otro síntoma de la importancia que adquiere ese debate sobre las relaciones de la OTAN con Rusia han sido las palabras de Blinken en contra del gasoducto Nord Stream 2, que construye Alemania para obtener un acceso directo al gas ruso. El norteamericano ha vuelto a decir que no le parece buena idea y ha recordado que ya se han aprobado sanciones contra las empresas que participen en el proyecto.