Olaf Scholz: de la moderación a abrir la mano a la izquierda radical

Contaban con pagar un alto precio electoral por su papel de socio menor en la última gran coalición, como le había sucedido en las anteriores elecciones a Sigmar Gabriel , y mandaron a pagarlo a su rostro más visible. No contaban con que el vicecanciller y ministro de Finanzas de Merkel había pasado cuatro años trabajando codo con codo y aprendiendo mucho de ella. Apenas comenzó la campaña electoral, desplegó un discurso sereno y con sentido de Estado, sin alterarse y con dominio de la situación, en el que los votantes reconocieron la anhelada continuidad.

Scholz se formó como abogado y está afiliado al SPD desde 1975. Es un hombre de partido, que hace política como si no le fuera la vida en ello y al que le falta colmillo, al menos en comparación con su entorno, pero trabaja a fondo, estudia los papeles y domina los temas sobre los que habla. Llegó a secretario general del SPD, pero solo durante dos años, y en el ejecutivo aterrizó de la mano de Merkel , que lo incorporó a su gabinete en 2007, y ha terminado rompiendo con el dogma del déficit cero.

Como gestor es solvente y pragmático, en el partido y en la coalición ha ejercido siempre de bálsamo, su perfil es moderado y apoyó los recortes de la Agenda 2010, pero carece de anclajes propios y está en manos de una dirección del SPD bastante más radical que él. Merkel lleva semanas reprochándole su ambigüedad sobre la preferencia acerca de la próxima coalición de gobierno, en la que podría entrar la extrema izquierda.