Scholz, el candidato pantalla de un SPD que se radicaliza

Entre las armas arrojadizas en su arsenal, figura la acusación a la CDU de Merkel de estar poniendo en peligro a Alemania como plaza comercial. « Otro gobierno liderado por la CDU sería un riesgo para la prosperidad y el empleo , un riesgo de ubicación para nuestro país», ha advertido, excusándose en que su partido hubiera querido hacer mucho más en la última legislatura, pero le fue imposible debido al bloqueo conservador. Ese es, aunque no lo ha reconocido, el principal problema de su campaña: después de haber gobernado en varias legislaturas de gran coalición con Merkel, al SPD se resulta muy difícil tomar ahora una posición crítica con los conservadores. Una vez pronunciado su discurso, parece evidente que intentará hacer de la necesidad virtud y presentar su participación en los gobiernos de Merkel como sello de garantía de know how.

«Me presento como candidato al cargo de canciller porque estoy seguro de que sé hacerlo», ha sostenido, convencido de que puede aportar «fuerza, experiencia e ideas», pero en realidad Scholz pondrá cara a un renovado SPD en el que apenas han sobrevivido las figuras políticas que han cogobernado en la era Merkel y dominado ahora por un ala bastante más radical y poco fiable, para la que el candidato supone un rostro moderado y presentable. Tanto la nueva presidencia compartida como la entrada en la ejecutiva del hasta hace poco presidente de las juventudes socialdemócratas, los 'Jusos', Kevin Kühnert, aseguran un mayor grado de radicalidad. Kühner está concediendo entrevistas en las que asegura que «vamos a llevar el límite a los precios del alquiler a escala federal», avanzando que será la contraparte extremista del templado Scholz.

Schoz defenderá en campaña la reconstrucción de una nueva industria automotriz en Alemania y el fortalecimiento del transporte público local y de larga distancia; abogará por una reestructuración de la economía hacia la neutralidad climática que sea socialmente aceptable, por ejemplo, involucrando a los propietarios en el aumento de los costos del CO2; propondrá la eliminación de puntos muertos de la digitalización, de manera que sean posibles los nuevos modelos de negocio del siglo XXI; y prometerá mejoras en el sistema sanitario que permitan afrontar la próxima crisis con recursos médicos suficientes.

Scholz ya había sido designado candidato a canciller por la ejecutiva del partido en agosto del año pasado, de manera que este congreso se limitaba a escenificar el pistoletazo de salida de la precampaña socialdemócrata. «Hoy es el primer día de nuestra carrera para ponernos al día en las elecciones federales», dijo el secretario general Lars Klingbeil al comienzo del acto digital. Alemania se enfrenta a una decisión direccional entre un «gobierno progresista» de Scholz o un «letargo conservador» , dijo la líder del partido Saskia Esken. Por el momento, sin embargo, parece demasiado optimista pensar que Scholz pueda llegar a canciller, con entre un 14% y un 16% en las encuestas y a más de 10 puntos por detrás, tanto de la CDU como de Los Verdes.

El congreso ha servido también para endurecer los objetivos climáticos del programa electoral. Alemania debería ser «completamente climáticamente neutral» a más tardar en 2045, según han decidido los delegados con un acuerdo de alrededor del 95%. Para 2030, las emisiones de gases de efecto invernadero deberían reducirse en un 65% en comparación con los niveles de 1990. Así se adapta el programa del SPD a la reciente sentencia del Tribunal Constitucional alemán, según la cual la Ley de Protección del Clima de la gran coalición es parcialmente inconstitucional por poco ambiciosa, ya que descarga la lucha por la preservación del clima en posteriores generaciones. Con esta resolución del congreso del partido, el SPD está endureciendo el programa que previamente habían acordado el candidato y la ministra de Medio Ambiente Svenja Schulze.