Los observadores del Golfo abandonan Siria y apelan a la ONU como última salida
La puerta a una posible salida a la crisis que abrió la llegada del organismo panárabe hace un mes se ha ido cerrando con el paso de los días según aumentaban las críticas tanto del régimen
Mikel Ayestaran
«Hamad bin Khalifa Al Thani –emir de Catar- es un burro, un auténtico animal al servicio de Estados Unidos», repiten los funcionarios de seguridad del aeropuerto internacional de Damasco ante la llegada de un periodista extranjero. «¡Cuenta la verdad!», ordenan antes de dar el ... visto bueno a la entrada de cámaras a un país que vive momentos de gran incertidumbre y cuyas autoridades se sienten víctimas de una ofensiva dirigida por Occidente a través de sus vecinos árabes.
Los focos opositores cercan las grandes ciudades –Damasco y Alepo- y la misión de observadores de la Liga Árabe está en pleno proceso de descomposición tras la confirmación de la marcha de los enviados de los países del Consejo de Cooperación del Golfo. La puerta a una posible salida a la crisis que abrió la llegada del organismo panárabe hace un mes se ha ido cerrando con el paso de los días según aumentaban las críticas tanto del régimen, como de la oposición. Los primeros le acusan de injerencia en los asuntos domésticos, los segundos denuncian que la media diaria de civiles muertos ha aumentado desde su llegada.
El informe presentado el domingo -en el que se pedía la dimisión del presidente Bashar al Assad y la formación de un gobierno de unidad nacional- supuso el inicio del fin. Arabia Saudí anunció la retirada de su personal de la misión y el resto de países miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Omán, Qatar y Kuwait) siguieron sus pasos 24 horas después argumentando que «el derramamiento de sangre y la muerte de inocentes continuará» porque «el régimen sirio no respetará las resoluciones de la Liga Árabe».
Así, 55 observadores abandonan un trabajo que ahora se repartirán los 110 enviados del resto de países miembros de la Liga que esperan la decisión de Damasco sobre la prórroga de la misión.
Consejo de Seguridad
El «plan externo» respaldado por la Liga Árabe «está lejos de la voluntad del pueblo», aseguró el responsable de Exteriores, Walid Al Mualem, en una rueda de prensa en la que negó rotundamente cualquier posibilidad de aceptar el informe que recomendaba poner en marcha un traspaso de poder en el país con el respaldo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. La ONU puede ser la próxima vía a la que acuda la Liga Árabe para intentar buscar una salida a una crisis que pronto cumplirá un año. El martes, al menos otras 27 personas murieron a causa de los disparos de las fuerzas de seguridad en operaciones contra las ciudades de Homs y Hama, según los Comités de Coordinación Local (CCL).
«En las guerras de 1967 y 1973 sufrimos situaciones similares, pero mucho más breves. Solo Alá sabe cuándo terminará esto», exclama Hasan Al Mukri, comerciante de la ciudad vieja de Damasco vacía de turistas, una de las fuentes principales de ingresos del país junto al petróleo. La inseguridad ha acabado con el turismo y las sanciones internacionales con la venta del crudo, lo que ha hecho caer al país en una grave crisis que ve cómo cada día la moneda local pierde valor.
Ante la presión de Occidente y de los vecinos árabes Damasco responde con la celebración «en una semana o un poco más», anunció Al Mualem, de un referéndum para la reforma de la constitución. Entre las reformas se recoge la limitación de los mandatos presidenciales a dos períodos de siete años… otro intento de seguir ganando tiempo, según los opositores.
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