El narco ataca a EE.UU. en Ciudad Juárez
El narco ataca a EE.UU. en Ciudad Juárez
Se veía venir. La tensión que genera la «narcoviolencia» en Ciudad Juárez se desbordó el pasado fin de semana. Hubo varias muertes el sábado, pero tres fueron atípicas. Las víctimas eran funcionarios estadounidenses, una de ellas del consulado en Ciudad Juárez.
El presidente Barack Obama ... las condenó y la jefa de la diplomacia estadounidense Hillary Clinton dijo que Washington hará «todo lo necesario» para llevar a los autores de las muertes ante la justicia y fue emitida una nueva alerta para que las familias de los funcionarios estadounidenses en la frontera regresen a EE.UU. hasta el 12 de abril. Por temor a que sean objetivos de los narcos. Además EE.UU. emitió otra alerta de viajes a México por el incremento de la violencia en el país.
Todo ocurrió a primera hora de la tarde del pasado sábado cuando un automóvil que circulaba por las inmediaciones del ayuntamiento de la urbe fue cazado a tiros por otro que lo perseguía y dos de los tres ocupantes acribillados. Sólo sobrevivió una niña de 7 meses. Diez minutos más tarde otra persona moría en su vehículo por disparos de unos sicarios. El FBI investigará «in situ» este caso.
Los presuntos autores de estos crímenes son pistoleros al servicio del narcotráfico de «La Línea» o «Los Aztecas», ligados al cártel de Juárez y al de Sinaloa, los habituales en los últimos meses.
Lo extraordinario es que las víctimas son funcionarios de EE.UU.: Lesley Ann Enríquez, que estaba embarazada de cuatro meses, trabajaba en el consulado. Su esposo Arthur Redelfs estaba empleado en una cárcel de El Paso. Y Jorge Alberto Salcido (mexicano) era esposo de otra funcionaria.
Es atípico que los cárteles de la droga mexicanos, el de Juárez o el del Golfo en este caso probablemente, apunten sus fusiles a extranjeros pero puede suceder cuando la presión aumenta y los mensajes de la delincuencia organizada tienen que ser más rotundos.
Tras las muertes, Obama se mostró indignado y trascendió que el Departamento de Estado ordenó facilitar temporalmente una «salida voluntaria» de México a los familiares de funcionarios estadounidenses destacados en Nogales, Ciudad Juárez, Chihuahua, Monterrey, Reynosa, Nuevo Laredo y Matamoros, todas en el norte de México, lo que podría afectar a unas doscientas personas.
La reacción de repudio del presidente de México, Felipe Calderón, no se hizo esperar, y mostró «su indignación y condena» por los hechos ocurridos. El mandatario mexicano que ha empeñado buena parte de su capital político en la «guerra» contra el narcotráfico tenía previsto desplazarse al mismo Ciudad Juárez.
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