Una llamada anónima delató al «monstruo de Amstetten» cuando iba a acudir al hospital

De esta forma, la Policía pudo esperarlos allí hasta detenerlos y, tras darle garantías a Elizabeth de que ya no tendría más contacto con su padre, la mujer reveló el espanto de haber sido violada sistemáticamente por su padre desde que tenía 11 años y encerrada en un sótano desde los 18. Según el periódico austríaco «Kurier», un médico del hospital podría ser quien informó a las autoridades por la extraña apariencia de estas mujeres que nunca habían visto la luz del sol y por su raro comportamiento, pero esta información no ha sido confirmada.

Aunque persisten las especulaciones de posibles cómplices, Franz Polzer, el jefe de la investigación policial, aseguró ayer en conferencia de prensa que «los resultados de la investigación demuestran con claridad que el acusado actuó solo», y agregó que no existen indicios, «ni técnicos ni biológicos», que confirmen que había más personas implicadas en el caso. Sin embargo, no descartan que algo de esto pueda surgir en el transcurso de la minuciosa investigación que un equipo de especialistas está llevando a cabo en «la casa del horror», que durará unos seis meses más.

Mientras, Elizabeth Fritzl, cinco de sus seis hijos -dos de los tres que vivieron toda su vida en el zulo y los tres criados en la casa familiar como nietos de los Fritzl- y su madre Rosemarie, son atendidos en el centro para pacientes especiales de Amstetten. La Policía descartó ayer que alguno de los hijos producto de las relaciones incestuosas haya sido objeto de violaciones. «Queremos permitirles una nueva vida», resaltó Berhold Kepplinger, jefe del centro de salud. Para ello le facilitaron a la familia un espacio de entre 70 y 80 metros cuadrados, en los que pueden moverse libremente, y están asesorados por un equipo de especialistas. Incluso, celebraron ayer una improvisada fiesta de cumpleaños de uno de los hijos de Elisabeth, que cumplió 12 años, y todos estaban muy contentos, aseguró Kepplinger.

Silencio absoluto

La comunicación entre los miembros de la familia es muy fluida. «La familia necesita tiempo y no quiere exponerse en la esfera pública, luego del trauma que les tocó vivir», explicó el especialista, pidiendo que se respete la privacidad de los afectados. El abogado de la familia, Christoph Herbst, anunció que las víctimas no concederán entrevistas a los medios. Kerstin, de 19 años, la mayor de los seis hermanos nacidos en el sótano, sigue en la sección de cuidados intensivos de una clínica de Amstetten, en un coma inducido. Su estado es crítico pero «estable».

En la jerga policial es conocido que quien viola no suele hacerlo sólo una vez ni a una sola víctima, y Josef Fritzl parece que no fue una excepción. Ayer, una mujer oriunda de Linz dijo en declaraciones al periódico local «Oberösterreichischen Nachrichten» haber sido violada por Fritzl en 1967. Ella estaba recién casada y tenía un niño pequeño. «Cuando vi su foto en la televisión lo supe. Sí, es él. Esos ojos, por ellos lo reconocí», aseguró la mujer. Desde el anonimato, dijo que la violación se produjo en su casa, cuando su marido, que trabajaba de noche, ya había salido. El abogado de Frizl, Rudolf Mayer, afirmó que en todo caso se trataría de un delito borrado de los archivos de la Policía, por lo que no puede confirmarse ni ser usado en contra de su cliente.

Sin embargo, la prensa austríaca ya se había hecho eco de los rumores de esta violación por la que Fritzl habría pasado tres años en la cárcel. Las autoridades aseguran que no tienen forma de confirmarlo. «Hay determinados delitos que proscriben luego de 10 o 15 años y los datos son borrados automáticamente», dijo Hans Lenze, responsable de la administración regional del municipio de Amstetten. «Las autoridades actuaron de forma correcta», se defendió Lenze, quien mostró el documento que certifica que Josef Fritzl ya no poseía antecedentes penales cuando el 20 de mayo de 1994 le fue dado en adopción uno de sus supuestos nietos.

Además, la Policía austríaca informó ayer de que ha reabierto las investigaciones sobre la violación y asesinato de una joven en 1986 ocurrido en la localidad de Mondsee, en el estado federado de Alta Austria, para ver si existe una relación con el caso de Fritzl. Además, la Policía asegura no haber visto el vídeo difundido ayer por el diario alemán «Bild», donde se ve a Fritzl disfrutando de unas vacaciones en Tailandia, lugar famoso por el turismo sexual y la cantidad de menores que se prostituyen, en el que parece que el acusado pasaba largos periodos. Mientras el hombre tomaba el sol, Elisabeth y tres de sus hijos permanecían en el zulo sin contacto con quien les proveía de comida. Un jubilado alemán que dice conocer a Fritzl desde los años 70 y que compartió con él varios viajes, aportó el vídeo. El hombre dijo que nunca observó nada extraño en el comportamiento de Fritzl. Sólo una vez lo vio comprando ropa de mujer y, ante la sorpresa de su amigo, explicó que era para una amante que tenía, pero que por favor no se lo contara nunca a su esposa.

Con congelador y lavadora

Ayer se conocieron nuevos detalles del sótano de los horrores. El zulo de 60 metros cuadrados y 1,70 de alto contaba con una nevera, un congelador y una lavadora, lo que explica la posibilidad de supervivencia a pesar de las prolongadas ausencias de Fritzl, única persona del mundo exterior con el que tenían contacto y quien les proveía de ropa y comida. La puerta, de un metro de alto y 60 centímetros de ancho, estaba rellenada con cemento hasta alcanzar un peso de unos 300 kilos, y se ocultaba detrás de una estantería. A ella sólo se accedía después de atravesar cinco habitaciones contiguas y con un complejo mecanismo de apertura, que funcionaba sólo a través de un código y con un mando a distancia. Llama la atención que Fritzl había diseñado la puerta con un mecanismo especial con temporizador que permitía que ésta pudiese abrirse desde adentro, después de determinado tiempo y con la ayuda de herramientas especiales, en caso de que a él le pasase algo. Ayer también se supo que en el año 1999 un equipo técnico había bajado al sótano a reparar la caldera defectuosa, pero no se percató de que detrás de esa pared se encarnase el infierno.