Ted Kennedy, luces y sombras del «león del Senado»
El senador Edward M. Kennedy será recordado como uno de los mayores legisladores de todos los tiempos. Su trabajo y dedicación le convirtieron en uno de los líderes más respetados del Senado, pero en su hoja de servivios también hay trabajos inacabados, fracasos y algunas ... leyes cuyo impacto todavía no ha sido palpable
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En sus casi 47 años de servicio, Ted Kennedy promovió 2.500 proyectos de ley, de los cuales más de 500 se convirtieron en textos vigentes de acuerdo a los registros recopilados por su oficina.
El espinoso asunto Bork
A pesar de su habilidad legislativa y su olfato político para entablar alianzas al margen de las barreras partidistas, fue incapaz de llevar a buen puerto algunos de los cambios que planeó y en algunos casos muchos coinciden en que fueron errores. Como en el área de las nominaciones juidiciales, donde su oposición frontal e implacable a la nominación de Robert H. Bork para el Tribunal Supremo en 1987 sentó un estilo de juego sucio en este campo, del que tenemos ejemplos en el reciente proceso de nominación de la juez Sonia Sotomayor. “Su postura fue muy efectiva, pero no dice mucho en favor de él,” comenta Charles Fried, Fiscal General durante la presidencia de Reagan y profesor de derecho en Harward en la actualidad “Desde luego, no es el detalle más admirable de su carrera política”
Un estilo de hacer política
No obstante, no existe ningún congresista ni senador norteamericano dispuesto a recoger el testigo de conciliación y búsqueda de consensos que ha soltado Ted Kennedy. Nadie en el Capitolio quiere encabezar reformas políticas con metas a largo plazo. El difunto senador por Masachussets, creía que el progreso social sólo podía conseguirse a pasitos cortos, y que la paciencia y la persistencia eran siempre recompensadas. Una lección que parece olvidada por los políticos americanos de la actualidad, enzarzados en proyectos de corto recorrido, del aquí y el ahora.
Cuentan que se frustraba a menudo por no haber conseguido un mayor número de logros tangibles. Pero él también pensaba que las leyes podían mejorarse con el tiempo. Modelarlas como arcilla, introduciendo cambios para que se aproximasen más a lo que él quería y la sociedad americana necesitaba.
“Hay muchos senadores que se conforman con poner su nombre en algo, aprobarlo y pasar a otra cosa" dice Bruce Oppenheimer, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Vanderbilt para el New York Times. “Pero Kennedy entendió que las leyes son algo orgánico. Su significado cambia en paralelo a los cambios sociales. Si eres un buen senador, incubas la legislación hasta que sea el momento de que rompa el cascarón"
La polémica reforma sanitaria es uno de los casos más obvios de este estilo de corredor de fondo legislativo. Desde hace décadas el Senador Kennedy apoyó numerosos programas de investigación médica, centros de salud comunitarios, seguros médicos para los desempleados... Fue pionero en introducir leyes para proteger la privacidad de los registros médicos y en dar asistencia específica a los enfermedos de SIDA. Lideró un programa asistencial para mujeres embarazadas y madres primerizas que ha crecido desde las 88.000 beneficiarias a comienzos de los 70 hasta los casi 9 millones de hoy en día. Fue coautor de otro progama de salud infantil que ya da cobertura a 7 millones de niños y que se espera que incluya a 4 millones más en los próximos años.
Y su meta de la cobertura sanitaria universal se la marcó en hace 40 años, cuando la propuso por primera vez en el Senado en 1969. Desde aquel fracaso inicial, Kennedy siempre se mostró frustrado por no haber presionado más a la administración Nixon cuando parecía más abierta a la idea. Pero nunca dejó de trabajar para lograr nuevas oportunidades. El «tren descarrilado» de la educación
Otro de su caballos de batalla favoritos fue la educación. De la mano de Bush hijo lanzó la ley coloquialmente llamada "No Child Left Behind" (ningún niño dejado atrás) dirigida a mejorar los niveles de la eduación primaria y secundaria estableciendo unos estándares mínimos de conocimientos para los estudiantes de todo el país. La medida fue duramente criticada por asociaciones de profesores y por algunos sectores del partido demócrata encabezados por Bill Clinton, que llegó a calificarla de "tren descarrillado". Ahora los expertos consideran un completo fracaso la ley y buena parte de las críticas que recibió Kennedy en sus últimos años vinieron por ese flanco.
El propio Kennedy reconoció fallos graves en la ley y se lamentó en varias ocasiones de que no estaba financiada correctamente. Tampoco, dijo, pudo preveer que los profesores tomaran los contenidos mínimos como el currículum completo de sus materias. Sus apólogos dicen que de no haber sufrido el cáncer que finalmente acabó con su vida, habría peleado por lograr una financiación adecuada y que sus objetivos de calidad académica se hubieran plasmado en la ley a través de enmiendas.
La incógnita de la inmigración
Un fuerte defensor de liberalizar la inmigración, Ted Kennedy jugó un papel clave en las leyes de 1965, 1986 y 1990, que suavizaron las cuotas en algunas nacionalidades, proveyó de estatus legal a algunos inmigrantes ilegales y abrió las puertas a los refugiados políticos.
Pero fracasó en su esfuerzo más ambicioso para refundar el sistema de inmigración de EE.UU y dotar de estatus legal a los 12 millones de inmigrantes indocumentados que viven hoy en dia en el país norteamericano. En 2006, lanzó un borrador de ley junto al senador John McCain, el candidato del partido republicano a las últimas presidenciales, que hubiera incrementado la seguridad en las fronteras introduciendo un sendero legal para regularizar a millones de inmigrantes ilegales.
El proyecto murió en Washington y el debate polarizó ( y aún polariza) al Congreso y a los estadounidenses. El ambiente se ha enrarecido para los inmigrantes ilegales desde entonces: los crímenes contra inmigrantes se han multiplicado y la actividad de los grupos xenófobos en los medios de comunición no para de crecer.
Los optimistas piensan que Obama, hijo de inmigrantes, recogerá el espíritu de Kennedy en cuestiones migratorias, pero no parece probable que consiga hacerlo sin poner a media nación en su contra. Algo que nunca hubiera permitido Ted Kennedy.
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