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Los fiscales piden más de cuatro años de cárcel para el 'chamán' de QAnon que asaltó el Capitolio

Jacob Chansley se hizo conocido en todo el mundo tras asaltar la sede del poder legislativo de EE.UU. con un atuendo muy peculiar

Jacob Chansley, en el centro, durante el asalto al Capitolio EFE
Javier Ansorena

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Si alguien es el máximo culpable de que el asalto al Capitolio de EE.UU. del 6 de enero fuera tomado por algunos como un episodio folclórico más que como un ataque frontal a la democracia más estable del mundo fue Jacob Chansley . El llamado ‘chamán de QAnon’ se convirtió en la imagen de aquel día bochornoso para la primera potencia mundial y contribuyó a diluir la gravedad de lo ocurrido: un asalto a la sede de la soberanía popular con la intención de desbaratar la elección de un nuevo presidente -Joe Biden- determinada por los votos de los estadounidenses y con un resultado trágico de cinco fallecidos y cientos de heridos, entre ellos muchos policías.

Chansley era un caramelo para las portadas: un joven espigado, con el torso desnudo y cubierto de tatuajes tribales, agarrado a una bandera de EE.UU. con punta de lanza, la cara pintada con los colores patrios y la cabeza rematada con un gorro de pieles y cuernos vikingos. Para cerrar el cuadro, Chansley aullaba como un lobo entre gritos que animaban a la muchedumbre a acabar con los «traidores».

Antes del asalto al Capitolio ya era un personaje con cierta celebridad porque se dejaba caer en los mítines de Donald Trump y predicaba la palabrería sobre QAnon : la teoría conspiradora, con mucho seguimiento en la base más leal a Trump, que denuncia una trama de trata de menores en las elites mundiales y que el expresidente iba a desmontar.

Turba trumpista

El atractivo del chamán con las cámaras se ha vuelto en su contra en la realidad gris de la administración de justicia. Chansley está está entre los 650 miembros de la turba trumpista procesados por su participación en el asalto, y, por el momento, es el que se enfrenta a una pena mayor, incluso más que otros que agredieron a la policía. La fiscalía acaba de pedir 51 meses de cárcel por el delito de obstrucción al funcionamiento del Congreso. «Los actos criminales del ahora famoso acusado Chansley le convirtieron en la cara pública del asalto al Capitolio», aseguran los fiscales en su escrito de acusación.

«No era un organizador, no fue uno de los que lo planeó, no fue violento, no fue destructivo, no robó nada », ha defendido su abogado, Albert Watkins .

La fiscalía ve otra película. Chansley estuvo entre los primeros que penetraron en el Capitolio, rompiendo ventanas, animando a otros a aprovechar la «oportunidad» de acabar con los «traidores» . Sentado en la butaca del presidente del Senado, que corresponde al vicepresidente de EE.UU. -entonces Mike Pence- dejó una de las imágenes icónicas de la jornada. Y un mensaje escrito para Pence: «Solo es cuestión de tiempo, la justicia llegará».

Después de ser detenido, Chansley pidió a Trump que le concediera su perdón presidencial, inició una huelga de hambre porque no le daban comida orgánica en su celda y apareció sin permiso en un programa de televisión.

Pasado el tiempo, pidió perdón y en septiembre se declaró culpable. Su abogado le retrata como una persona con problemas de salud mental que quedó «horriblemente embelesado» con Trump.

El chamán mandó un escrito al juez en el que pedía que se considerara suficiente castigo los diez meses que lleva entre rejas. Y se apoyó en una cita de ‘Forrest Gump’: «Mamá siempre decía que hay que dejar el pasado atrás para poder seguir adelante».

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