El favorito del PRI a la presidencia, incapaz de recordar ninguna lectura

A esa respuesta siguieron titubeos, carraspeos, miradas desesperadas de Peña Nieto a su equipo de colaboradores. Nada. Cuatro minutos de tensión en la atmósfera de una de las principales citas de la cultura mexicana.

De pronto, un recuerdo. «La Silla del Aguila», una novela que Peña Nieto atribuyó al historiador Enrique Krauze, cuando en realidad fue escrita por el novelista más conocido de México, Carlos Fuentes. «La verdad es que cuando leo libros no se me quedan los títulos», acabó confesando el candidato del PRI a la audiencia de Guadalajara.

«Es el Justin Bieber del PRI », señalaron con malicia varios Twitter, de los miles que están circulando por todo México a raíz del patinazo de Peña Nieto. El joven cantante canadiense fue incapaz de nombrar, en un reciente programa de televisión, los continentes del mundo. Sin ir tan al norte, los estadounidenses han disfrutado recientemente con los lapsus de dos de sus precandidatos republicanos.

El gobernador de Texas, Rick Perry , no recordó en un debate televisivo los tres ministerios que pensaba cerrar de ser elegido presidente. El malogrado Herman Cain no fue, en otro lapsus antológico, capaz de saber qué hizo Obama en la guerra de Libia.

Pero el patinazo de Peña Nieto en Guadalajara ahonda una herida. Con frecuencia se le presenta como un político muy telegénico (está además casado con una actriz), pero sin sustancia, que pretende tan sólo reinstalar en el poder al partido hegemónico en México durante 71 años.