«Esperanza», la chica frágil
Su padre la califica de «frágil», pero Bahia Bakari, muchacha marsellesa de 14 años, es la única superviviente del accidente del Airbus en las islas Comoras. Ayer fue repatriada a Francia, con una fractura de clavícula y magulladuras en el rostro
Apenas sin saber nadar y calificada por sus allegados como una joven «tímida y frágil», pocos podían pensar que Bahia Bakari, una adolescente marsellesa de 14 años, cuyo nombre significa «esperanza», se convertiría en el último milagro de las alturas. La muchacha se recuperó de ... sus heridas en un hospital de las Islas Comoras, y anoche mismo fue repatriada a Francia.
Bakari es, de momento, la única superviviente del Airbus 310-300 que, procedente de Yemen, en la madrugada del pasado lunes se estrelló con 153 pasajeros a bordo en aguas del Índico.
Un destino aciago se cruzó en el camino de esta joven en su primera semana de vacaciones, de tal manera que tuvo que pasar 13 interminables horas aferrada, sin chaleco salvavidas, a los restos de la cabina del avión.
«No veía nada»
Su padre, Kassim Bakari, que ayer estuvo en constante comunicación telefónica con ella desde París, calificaba lo ocurrido de «milagro de Dios». Bakari afirmó: «Me ha dicho que en el agua no podía sentir nada. Tan sólo escuchaba voces, pero no podía ver a nadie en la oscuridad». Emocionado, señaló que, dada su fragilidad, «nunca hubiera esperado que fuera precisamente ella» la única persona que sobreviviera. «Lo primero que hizo, entre sollozos, fue preguntar por su madre, que viajaba con ella. Le hemos dicho que su mamá estaba viva en otra habitación, para no traumatizarla mucho».
Horas antes del siniestro, las expectativas de Bakari eran bien diferentes. Tras una breve escala en Yemen, su avión debía partir a las Islas Comoras. Allí, la joven -que viajaba con su madre desde París- iba a pasar unos días en la región de Nioumadzaha, donde tenía previsto visitar a unos parientes. De origen humilde, buena parte de la familia Bakari se encuentra dispersa entre los suburbios de París, Marsella -la ciudad de la joven- y las Islas Comoras. Pero 30 minutos antes de aterrizar en el aeropuerto de Moroni la desgracia interrumpió sus planes de reencuentro familiar.
Poco se sabe de las causas del accidente. Y las futuras declaraciones de Bahia tampoco ayudarán demasiado. Los miembros del equipo médico que han podido hablar con ella afirman que sólo recuerda que «tras pasar el aparato por una zona de turbulencias, fue expulsada del avión».
La adolescente se hallaba consciente y con apenas unas leves magulladuras en el codo y en la cara. De hecho, la visitaron funcionarios de Yemen y de las Comoras, y recibió el alta del hospital de Moroni. En París, a su llegada, estaba previsto que fuera hospitalizada de nuevo.
Mientras tanto, continuaban las labores para recuperar cadáveres y restos del avión. La tarea estaba despertando una oleada de desmentidos sobre la aparición de supervivientes. Bahia, por ejemplo, fue identificada en un principio como un niño de 5 años. Pese a que primera hora de ayer un portavoz del Gobierno francés anunciaba que los servicios de emergencia habían descubierto una de las cajas negras, las autoridades de las Islas Comoras lo negaron después.
Yemenia Airways, la compañía yemení propietaria del avión siniestrado, dijo ayer que indemnizará con 20.000 euros a las familias de las víctimas. Pero la comunidad comorense francesa se ha rebelado por la inseguridad de los «aviones basura».
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