Empeora la percepción internacional de la corrupción en España

España, a pesar de la caída, se mantiene prácticamente estable depués de un lustro de retroceso según la valoración de Transparencia Internacional . En 2012 sumaba 65 puntos; la caída de ocho puntos desde entonces es un desplome considerable en una clasificación caracterizada por sus pequeñas variaciones interanuales.

El índice, que clasifica 180 países y territorios según las percepciones de expertos y empresarios sobre el nivel de corrupción en el sector público, emplea una escala de cero a cien, donde cero equivale a muy corrupto y cien a muy transparente. Este año, el índice concluyó que más de dos tercios de los países obtienen una puntuación inferior a 50, y que la puntuación media es de 43.

España obtiene este año los mismos puntos que países como República Checa y Chipre , todos con 57. En la clasificación Europea, España está en el puesto 21 de 31, igual que el año pasado, por encima de países como Italia y Grecia .

Este año, Nueva Zelandia y Dinamarca ocuparon las primeras posiciones, con puntuaciones de 89 y 88 respectivamente. Siria , Sudán del Sur y Somalia se ubicaron en los puestos más bajos, con puntuaciones de 14, 12 y 9 respectivamente. La región del mundo con mejor puntuación es Europa Occidental, con una puntuación media de 66. Las regiones peor posicionadas son África Subsahariana (puntuación promedio de 32) y Europa del Este y Asia Central (puntuación promedio de 34).

En los últimos seis años, varios países mejoraron de manera significativa su puntuación en el IPC, incluidos Costa de Marfil, Senegal y el Reino Unido, mientras que otros descendieron de posición, como Siria, Yemen y Australia.

«Cuando hay mucha corrupción en un país, se da el riesgo de que la gente se desentienda del problema. Algo tiene realmente que cambiar desde la demanda de la sociedad y desde la respuesta de la clase política, que debe entender que no puede seguir así», ha asegurado a la agencia EFE Delia Ferreira , presidenta de Transparencia Internacional.

Delia Ferreira considera que «hay una deuda realmente fenomenal de la clase política española» en este ámbito y apuntó que percibe un déficit de concienciación en la ciudadanía española. «La gente es clave para mejorar la situación porque debería poder cambiar exigiendo, demandando, y participando activamente en la política».