Francia, el enfermo político de Europa

Abrió la “caza” del voto de extrema derecha el candidato socialista. En su primer mitín, en Quimper (Finisterre, al oeste), tras la primera vuelta de la elección presidencial , François Hollande, se apresuró a “tender la mano” a los electores del Frente Nacional (FN, extrema derecha), en términos muy lírico pero bien reales.

Thomas Hollande, hijo del candidato socialista y Ségolène Royal , la candidata socialista derrotada por Sarkozy en las presidenciales del 2007, comentó la victoria de su padre, el domingo, de este modo: “La campaña de la segunda vuelta no podrá limitarse a hacer anti sarkozysmo. Será necesario desarrollar temas fuertes, dirigidos al electorado de extrema izquierda y al electorado de Marine Le Pen”.

Un día más tarde, en Quimper, François Hollande se dirigía a los electores de Marine Le Pen en estos términos: “Debemos escucharlos. Son hombres y mujeres que no saben hacia donde mirar y se sienten atraídos por muy malos vientos. Se trata, con frecuencia, de obreros que no saben como llegar a fin de mes, de jubilados que no pueden más, de agricultores que temen por la supervivencia de sus explotaciones agrícolas... debemos escucharlos”.

Ya pronunciado el discurso socialista, Sarkozy inició su nueva campaña con un primer mitin en Saint-Cyr-sur-Loire (Indre-et-Loire), afirmando, sin nombrarla, que el resultado excepcional de Marine Le Pen (17,9 % de los votos de la primera vuelta) es la “expresión de una revuelta”.

Desde la óptica de Sarkozy y muchos sociólogos, los electores de la extrema derecha expresan “un voto de sufrimiento..”. Sufrimiento de una Francia pobre, poco formada, arcaica, seducida por las sirenas de los populismos de izquierda y derecha. En su primer mitín de campaña de la segunda vuelta, Sarkozy se presentó como el candidato natural de ese “pueblo que sufre”, convocándolo a una gran manifestación nacional, el próximo 1 de mayo.

Por vez primera en la historia política de la V República, los dos candidatos que se disputan la victoria final en la segunda vuelta de una elección hacen campaña “contra” Europa para intentar ganar los votos del electorado de extrema derecha.

Hollande se presenta como el candidato que “pondrá fin a la austeridad” francesa y europea. Y espera conseguir el voto de la extrema derecha, para paralizar y renegociar el Plan presupuestario europeo.

Sarkozy se presenta como el candidato que “defiende y protege” al “pueblo que sufre”. Y espera conseguir el voto de la extrema derecha amenazando con “sacar” a Francia de los Acuerdos de Schenguen , si la UE “no consigue frenar la inmigración ilegal en el plazo de un año.

Esa es la inmensa paradoja de la campaña de la segunda vuelta. Para ganar, Hollande debe conseguir los votos de todas las izquierdas, más bastantes votos del centro y la extrema derecha. Para ganar, Sarkozy debe “federar” el voto del centro, la derecha y la extrema derecha, “robando” algún voto al centro izquierda. Tienen dos semanas para conquistar el voto que produce inquietud y temor en toda Europa.