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Dimite un peso pesado del Gobierno de Cameron en protesta por sus recortes

El euroescéptico Ian Duncan Smith fue líder del partido conservador durante tres años a comienzos de siglo

LUIS VENTOSO

La bronca interna en el Partido Conservador por los recortes de las ayudas a los discapacitados , presentados en el presupuesto del pasado miércoles por el ministro de Economía, George Osborne , se ha cobrado a su primer peso pesado, el titular de Trabajo y Pensiones, que ha dimitido. Ian Duncan Smith , uno de los ministros de carismáticos de Cameron, que fue líder de los tories entre 2001 y 2003, presentó esta noche del viernes su renuncia en protesta por el ajuste de Osborne. A su juicio, el responsable de la economía británica y número dos de hecho de Cameron «ha ido demasiado lejos» con los ajustes.

Lo cierto es que la situación de Smith en el Gobierno era bastante incómoda, porque es uno de los líderes de la campaña pro Brexit, mientras que la posición de su primer ministro es favorable a seguir en la UE, al igual que la del grueso de los ministros. Aprovechando la libertad para hacer campaña en el referéndum en uno u otro sentido que ha otorgó Cameron a su equipo, Smith fue uno de los seis ministros que dieron un paso adelante y se lanzaron a batallar contra su jefe de filas. El otro más significado de los euroescépticos es el Michael Gove, el titular de Justicia, aliado de Boris Johnson y acusado de filtrar al diario sensacionalista «The Sun» una conversación de la Reina de 2011 que el tabloide aprovechó para presentarla como contraria a la UE.

Ian Duncan Smith, escocés de 61 años y euroescéptico desde siempre, ha emitido un comunicado para anunciar su renuncia. Explica que debido al alto déficit, reducir las ayudas sociales puede parecer una idea adecuada « con una mirada estrecha », pero no lo es en el contexto de un presupuesto «donde se ha beneficiado fiscalmente a los de más ingresos». A su juicio, Osborne debía haber repartido mejor la carga de la consolidación fiscal y centrarse más en quienes más tienen y menos en las clases bajas que reciben subsidios.

El pasado miércoles, el ministro de Economía, que batalla con Boris Johnson por ser el sucesor de Cameron, presentó el nuevo presupuesto. Liberal, Osborne repite siempre una máxima: quiere impuestos más bajos, menos gasto público y más dinero en el bolsillo de los ciudadanos. Su filosofía económica consiste ir recortando la factura del Estado del bienestar para alcanzar en el 2020 el superávit presupuestario que ha prometido, y que se antoja bastante difícil de lograr. Con ese objetivo, va acometiendo reducciones del gasto público que a veces tocan lo social y levantan ampollas, incluso en sus propias filas. El pasado noviembre tuvo que dar marcha atrás en su intención de retirar unas ayudas a las familias llamadas « tax credits ». Ahora quería reducir unas subvenciones para personas discapacitadas llamadas Pago para la Independencia Personal (PIP), que reciben 692.000 dependientes. Con la medida el Gobierno pretendía ahorrar el equivalente a 5.600 millones de euros en esta legislatura.

«Ayudas vitales»

Pero viarios diputados conservadores se alzaron en la noche del jueves contra el recorte, recordando que « esas ayudas son vitales para muchas personas vulnerables ». Más tremendista, el líder laborista, Jeremy Corbyn, acusó a Osborne de haber «declarado la guerra a los discapacitados, a los que está diciendo que no pueden llevar una vida independiente».

El dinero de esas subvenciones facilita a algunos de sus receptores cuestiones tan básicas como vestirse y desvestirse o ir al baño. Lo que perciben oscila entre las 21,8 y las 139 libras por semana. El Instituto de Estudios Fiscales calcula que se verán afectados por el recorte unas 370.000 personas, que perderán unos 4.500 euros al año. Un tercio de los receptores de las ayudas para discapacitados llamadas PIP son pacientes con enfermedades psiquiátricas.

La factura del Estado británico en subvenciones para discapacidades es enorme, con un total de cinco millones de personas atendidas, porque el colchón benefactor del Estado que se montó tras la Segunda Guerra Mundial sigue bastante vivo, pese a esa simplificación que asegura que Thatcher lo liquidó por completo con sus reformas. El conjunto total de las ayudas a la discapacidad sumará este año 12.200 millones de libras del erario público.

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