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La UE advierte a Londres de que su actitud le lleva a un Brexit sin acuerdo

Barnier, negociador europeo, reconoce que en octubre no podrá recomendar al Consejo que se empiece a discutir sobre las relaciones futuras

El negociador inglés para el Brexit, David Davis, y el negociador europeo, Michel Barnier REUTERS

ENRIQUE SERBETO

«El lunes ya expresé mi preocupación porque cada día que pasa nos acerca más al 29 de marzo de 2019 a medianoche, que es cuando se producirá la salida del Reino Unido de la UE y todavía no podemos decir si será una salida ordenada o si se producirá sin acuerdo ». El negociador europeo, Michel Barnier, expresó ayer la preocupación creciente por parte de la UE por la falta de avances en las negociaciones con el Reino Unido . Los británicos se aferran a lo que llaman «pasividad construtiva» y apelan a una mayor flexibilidad por parte europea, pero siguen dando la impresión de que no son conscientes de las consecuencias de su propia decisión de abandonar la UE, para gran irritación de la parte europea.

«No hemos logrado ningún progreso decisivo sobre los temas principales, aunque podemos decir que la discusión sobre Irlanda ha sido fructífera », dijo Barnier en una rueda de prensa conjunta con el ministro británico para el Brexit, David Davis, que resumía los resultados de la tercera ronda de negociaciones.

Para el representante europeo, es evidente que «al ritmo actual» el proceso de las conversaciones sobre el divorcio está «lejos de constatar un progreso suficiente» para poder recomendar al Consejo Europeo que se emprendan las discusiones sobre la futura relación entre Bruselas y Londres, que es lo que quiere el Reino Unido.

Los veintisiete jefes de Estado y de Gobierno de los demás países habían dejado abierta la idea de que si para octubre se hubiera logrado progresos suficientes en los campos esenciales, como el finiquito financiero, los derechos de los ciudadanos y la frontera irlandesa , se podría empezar a hablar del futuro de «relaciones profundas y especiales», como las definió David Davis. Pero de no haber progresos, se entiende que no será posible y Barnier dijo de varias maneras que su objetivo es «seguir al pie de la letra el mandato negociador» que ha recibido del Consejo y que prevé esta condición.

Momentos de tensión

El acuerdo financiero es el principal escollo en estos momentos, según fuentes cercanas al equipo negociador que han reconocido que durante esta ronda de negociaciones ha llegado a haber momentos de tensión sobre el tema. Por lo que describieron en la rueda de prensa tanto Barnier como Davis, en estos momentos la discusión se ha encallado en el principio de que el Reino Unido no acepta seguir pagando una vez que haya abandonado el club en año y medio. Davis dijo que su gobierno tenía un compromiso con sus contribuyentes para negociar «línea por línea» el tema del dinero , pero Barnier recalcó que los contribuyentes de los Veintisiete «no deberían pagar las obligaciones asumidas a Veintiocho» y que hay garantías a largo plazo que el Reino Unido ha asumido dentro de la UE con países terceros que deben ser respetadas. Davis respondió que en este campo, el Reino Unido estaba siendo «más constructivo y flexible» que la Comisión lo cual no es de extrañar teniendo en cuenta que lo que quieren es evitar tener que aceptar una factura que según algunos calculos está entre 30.000 y 100.000 millones de euros. También se ha empezado a hablar del futuro del Banco Europeo de Inversiones (BEI) del que son accionistas los países miembros, que es un caso puramente técnico pero muy complicado.

No puede extrañar esta situación porque, como dijo Barnier, esta es una negociación que no tiene precedentes y en la que a su juicio ha empezado a detectar ciertos síntomas de «nostalgia» por parte británica a propósito del mercado único . Davis dijo que el Reino Unido seguía siendo un fervinte partidario del libre comercio, pero Barnier le contestó que Londres «ha decidido salir del mercado único y de la unión aduanera y eso tiene consecuencias que no se si han sido suficientemente discutidas en el Reino Unido».

Y en este sentido volvió a recordar que la cuestión de beneficiarse del mercado único sin asumir plenamente las cuatro libertades o sin aceptar el respeto a sus reglas «es sencillamente imposible» porque «el Brexit -sentenció- no pudede dañar la capacidad de la UE de regularlo y controlarlo». Es decir que si quieren seguir vendiendo normalmente en el mayor mercado del mundo, donde se encuentran sus principales clientes, deberán aceptar las reglas y regulaciones que determine la Unión Europea, en la que ya han renunciado a intervenir al retirarse.

Progresos sobre Irlanda

De todos modos, Barnier aceptó que había habido «auténticos progresos» sobre el área común de viaje entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda y que se ha «clarificado» el trabajo pendiente en la cooperación entre el norte y el sur a partir del Acuerdo de paz de Viernes Santo. También aseguró que se han conseguido «aclaraciones útiles» sobre otros puntos, como el estatus de los trabajadores fronterizos, que también afecta esencialmente a las relaciones con Irlanda, la validez y el reconocimiento de las cotizaciones a la seguridad social y la continuación de los procesos en curso ante el Tribunal de Justicia de la UE cuya jurisdicción Londres pretende abandonar. Pero por contra, le reprochó abiertamente el episodio de las cartas que han recibido (aparentemente por error) cientos de europeos residentes en Gran Bretaña, anunciándoles su expulsión del país.

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