Emoción y orgullo en el primer debate electoral de la historia de Egipto

Enorme éxito de audiencia en el primer cara a cara entre Amro Musa y Abdelmoneim Abul Futuh

Emoción y orgullo en el primer debate electoral de la historia de Egipto EFE

PAULA ROSAS

Puede que el primer debate electoral de la historia de Egipto no haya cambiado la intención de voto de la mayor parte de los electores. Pero, arremolinados alrededor de sus televisores, muchos egipcios sintieron ayer que formaban parte de un momento histórico y ... que, tras una transición larga y difícil, un atisbo de democracia se asomaba a sus casas a través de las pantallas de televisión.

Los dos candidatos favoritos en la carrera presidencial egipcia, Amro Musa y Abdelmoneim Abul Futuh , se enzarzaron ayer en un debate de más de cuatro horas en el que se habló mucho sobre el pasado de los candidatos, bastante de religión y un poco de sus programas y propuestas para el futuro de Egipto.

El debate se vivió en la capital con la misma expectación que podría despertar una final de fútbol, con los cafés a rebosar de parroquianos que comentaban, abucheaban o jaleaban a los candidatos. “No me gusta ninguno de los dos, pero el debate me parece fundamental, creo que es un paso pequeño pero importante para crear poco a poco una sociedad democrática” aseguraba con orgullo Amer Sayed en una terraza del barrio de Borsa, en el centro de El Cairo. Con una mano ocupada con un té y con la otra en el móvil para comentar al minuto en las redes sociales los puñales que se lanzaban el islamista y el antiguo ministro de Exteriores, este ingeniero consideraba ayer que “los dos candidatos están muy alejados del sentir del pueblo. Apenas están hablando de la pobreza o de los problemas reales del país”.

Es muy probable que uno de estos dos candidatos esté destinado a dirigir Egipto. El tercero en discordia, el hermano musulmán Mohamed Mursi, rechazó participar en el debate y un canal de la competencia ofrecía a la misma hora una entrevista con él. El encuentro, en el que los candidatos tuvieron dos minutos cada uno para responder a las preguntas de los presentadores estrella Mona Shazly y Yosri Fouda, marca una nueva era en la política egipcia, donde un debate de tal calibre habría sido impensable antes de la revolución.

Sin ganador claro

El debate acabó sin un ganador claro, pero puso de manifiesto qué dirección han tomado las respectivas campañas de los candidatos. Musa, laico, atacó a Abul Futuh por sus apoyos salafistas y por su pasado como miembro de los Hermanos Musulmanes, grupo del que fue expulsado el verano pasado después de anunciar su deseo de presentarse a las presidenciales. El islamista se ensañó con el currículum de Musa, que fue durante 10 años jefe de la diplomacia egipcia con Mubarak.

Musa estuvo arrogante y combativo, pero transmitió una imagen presidencial, curtido como está en la política y en los foros internacionales. Abul Futuh se fue creciendo a lo largo del debate, esquivó los ataques del ex-jefe de la Liga Árabe y fue más claro y carismático.

Las elecciones presidenciales, que se celebrarán los próximos 23 y 24 de mayo sin conocerse las competencias que tendrá la presidencia egipcia -la nueva Constitución, aún por elaborar, podría otorgar más poderes al Parlamento y al Gobierno-, deberán poner fin a más de seis décadas de dictadura militar.

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