Gadafi intensifica los ataques contra civiles y refinerías

Militares que desertaron del Ejército libio toman el mando de las fuerzas rebeldes

Gadafi intensifica los ataques contra civiles y refinerías LUIS DE VEGA

LUIS DE VEGA

Los que hasta hace tres semanas eran compañeros de filas en el Ejército libio se enfrentan ahora a vida o muerte entre ellos. Tras desertar, los militares que se han unido a la revolución tomaron ayer el mando de las tropas rebeldes y trataron de ... frenar a los que siguen siendo leales a Muamar Gadafi. Ambas partes sacaron músculo en el campo de batalla mientras el dictador amenazó desde Trípoli con aliarse con Al Qaida y prender la mecha de una guerra regional. También advirtió que los libios«MC» «se alzarán en armas contra las potencias extranjeras si diseñan una zona de exclusión aérea sobre el país».

Por cuarto día consecutivo los insurgentes mantuvieron ayer el control de la zona petrolera más importante del país, pero seguían sin poder avanzar en dirección a Sirte, ciudad natal del tirano. La jornada estuvo salpicada de constantes combates con artillería pesada y misiles katiusha entre las localidades de Ras Lanuf y Bin Yauad mientras los cazas del Ejército dejaban caer sus bombas.

A las 14.30 horas fueron alcanzadas las instalaciones de la terminal petrolera y el puerto de carga para exportación Sider, situada entre Bin Yauad y Ras Lanuf, que resultó destruida en un ochenta por ciento. La columna de humo por el incendio era visible desde más de treinta kilómetros de distancia. Es la primera vez que las infraestructuras petroleras son blanco de los combates. Ambas partes no tardaron en responsabilizarse del ataque. La ofensiva de Gadafi causó también la muerte de al menos 400 personas en el este del país, según médicos de Bengasi.

Con los militares al frente, los civiles rebeldes seguían el intercambio de bombazos. Corrían desesperados y se tiraban cuerpo a tierra cuando silvaban los proyectiles sobre sus cabezas. Los heridos que llegaban al hospital de Ras Lanuf, que ya no tiene ni agua, encuentran un panorama desolador y el hotel del que fueron desalojados los periodistas en la madrugada del lunes ha sido desvalijado. El hospital de Ajdabiya, algo mejor preparado, acoge a algunos de los posibles protagonistas. Mufta Ahmed Ramadán, de 38 años, permanece intubado e inconsciente en una cama con la pierna izquierda amputada. Es un soldado leal a Gadafi herido en la batalla de Bin Yauad. En el mismo centro nació el martes Issa Rajil, al que su abuela, una irlandesa convertida al islam al casarse con un libio, muestra orgullosa. «Es la nueva generación de libios, la generación de la libertad» dice Mabruka —antes Jaqueline—, de 52 años.

En el frente oeste, las tropas de Gadafi seguían estrechando el cerco sobre Zauia. La población permanecía en sus casas mientras tanques y francotiradores disparaban a las puertas de la ciudad. El control rebelde sobre este otro importante enclave petrolero pendía anoche de un hilo.

Y en Trípoli, Muamar Gadafi volvió a salir a escena amenazando con el apocalipsis si no se rinden los rebeldes, a los que acusa de actuar para Al Qaida: «Toda la región, incluido Israel, caerá en el caos», sentenció.

Periodistas «fusilados»

Por otro lado, anoche la BBC informó que tres de sus periodistas que intentaban acceder a Zauia fueron detenidos, golpeados y sometidos a un simulacro de ejecución por parte de los militares libios. La cadena británica, en su página digital, asegura que sus tres corresponsales sufrieron golpes con rifles y fueron amenazados con armas delante de sus cuellos. Apretaron el gatillo y «las balas le rozaron las orejas» a uno de ellos.

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