Obama logra levantar cabeza frente a un Romney también sólido
Según la CBS, el 37% de la audiencia vio como ganador a Obama, el 30% a Romney y el 33% consideró un empate
emili j. blasco
Un enérgico Barack Obama logró superar el bajón del primer debate y volver a levantar cabeza frente a Mitt Romney, en el segundo cara a cara entre ambos, celebrado esta madrugada. El candidato republicano no solo aguantó la reacción del presidente estadounidense, sino que ... fue especialmente efectivo en la enumeración de las promesas incumplidas de Obama , pero echó a perder algunas de sus cartas, como la relativa al ataque al consulado de Bengasi.
Que el resultado fue más ajustado que en el debate de hace dos semanas fue inmediamente refrendado por los sondeos de las televisiones estadounidenses. Según la CBS, el 37% de la audiencia vio como ganador a Obama, el 30% a Romney y el 33% consideró un empate . La CNN dio al demócrata un 46% y al republicano un 39% (en el primer debate habló de un triunfo de Romney del 67%, frente al 25% de Obama). El tercer y último pulso será el próximo lunes.
Aunque el formato de «tengo una pregunta para usted» teóricamente dificulta el careo de los candidatos, que sobre todo deben dirigirse a las personas que les hacen las preguntas, Obama y Romney se enzarzaron en una continua discusión desde el principio. En parte la confrontación fue apremiada por la moderadora, la periodista de la CNN Candy Crowley, quien yendo más allá de su papel hizo directamente diversas preguntas a los candidatos, robando tiempo de intervención del público y desequilibrando una estructura que permitió que Obama hablara un 10% más de tiempo que Romney. Además, Crowly le dio la razón al presidente sobre algo cuya veracidad los dos oponentes se disputaban.
La materia energética, primer foco de discusión
El primer encontronazo se produjo en materia energética, cuando Romney, a favor de más pozos petrolíferos, acusó a Obama de que en su presidencia se ha reducido la producción de crudo en territorio público. El presidente cuestionó la afirmación. «Eso no es verdad», repitió varias veces , como luego haría en otros momentos, aunque al término del debate varios medios comprobaron que la afirmación de Romney en ese punto había sido básicamente cierta.
Las contradicciones entre ambos siguieron con la discusión sobre impuestos. Obama aseguró que el plan de su rival de reducir impuestos en un 20% a todos los constribuyentes “no suma” y le acusó de no concretar cómo compensaría esa reducción de ingresos para el Estado, en un déficit que aumentaría en 8 billones de dólares . Romney pareció convincente, de todos modos, en su explicaciones e indicó que quien de momento ha demostrado que añade déficit es Obama, con 5 billones más en cuatro años.
En los temas económicos, aunque tuvo que lidiar con la cuestión de los pocos impuestos que paga, Romney se mostró sólido. Y su actuación tuvo una gran contundencia cuando enumeró las negativas cifras de la presidencia, como los 23 millones de parados o los 47 millones que reciben ayudas para comida.
Donde escénicamente Obama quedó claramente por encima de Romney fue en la cuestión del ataque al consulado de la ciudad libia de Bengasi, el pasado 11-S. «Cualquier sugerencia de que mi equipo jugó a hacer política o engañó es ofensiva» , dijo el presidente con rostro severo, negando que la Administración haya manejado la información dada públicamente sobre el ataque, en el que murió el embajador y otros tres estadounienses, con intereses electorales.
Romney no supo plantear el asunto del ataque al consulado de Bengasi
Romney no supo plantear bien la cuestión y quedó atrapado cuando no se creyó, como Obama le decía, que este habló ya de «acto de terror» al día siguiente del ataque, aun cuando la Administración tardó varios días en reconocer abiertamente que la acción había sido obra de terroristas. Obama le sugirió que comprobara la transcripción de sus palabras pronunciadas entonces y la moderadora dio la razón al presidente . En realidad, Obama aquel día no había llegado a calificar propiamente como acto terrorista lo ocurrido. «Ningún acto de terror hará nunca temblar nuestra resolución», dijo, en términos genéricos.
Obama sacó finalmente a relucir el vídeo del «47%», en el que en privado Romney trataba con desconsideración a ese porcentaje de estaodounidenses que no pagan impuestos y reciben subsidios. Además aprovechó varias ocasiones para tratar de ahuyentar de Romney el voto de las mujeres, acusándole de querer impedir el acceso a anticonceptivos mediante el seguro.
Romney salió a medias del apuro de tener que resaltar sus diferencias con George Bush, como le pedía una persona, pero supo montar su defensa en materia de inmigración , en la que mantiene una política más restrictiva que la de Obama.
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