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GUERRA EN LA ANTIGUA YUGOSLAVIA

Criminales, héroes y el recuerdo del honor

Los acusados de fechorías en la exYugoslavia tuvieron mando en una guerra en la que todo atisbo de piedad era sospechoso

Mladic (izquierda) camina junto al exdirigente serbobosnio Radovan Karadzic, en el Monte Vlasic, en abril de 1995 REUTERS |Vídeo: Ratko Mladic, condenado a cadena perpetua (ATLAS)
Hermann Tertsch

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En sociedades que no se escandalizan con políticos que declaran hoy lo contrario que ayer y reconocen que lo hacen por conveniencia es difícil de entender que alguien se suicide por su nombre y su palabra. Cuando el vínculo otrora sagrado entre palabra y honor ... ya ni se practica ni se espera de los demás, la palabra no vale nada y el concepto del honor suena lejano y antiguo, casi ridículo. Eso explica que cuanto más se sabe del croata de Bosnia Slobodan Praljak , menos se entiende en estas sociedades su drástica decisión. Praljak murió el pasado miércoles en La Haya tras beberse un vaso de cianuro en el banquillo del Tribunal Pena l para la ex Yugoslavia cuando le era confirmada su pena de 20 años de prisión como criminal de guerra. El reo se levantó y dijo con solemnidad como quien deja constancia grabada de la verdad: «Jueces, Slobodan Praljak no es un criminal de guerra, rechaza con desprecio ese veredicto» . Acto seguido levantó la mano derecha en la que escondía un frasquito que bebió con pulso tembloroso. Instantes después se desplomaba. Fue trasladado al hospital pero nada se pudo hacer por su vida.

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