El lujo electoral que Grecia no se puede permitir
La falta de acuerdo entre los partidos ha obligado al presidente Papulias a convocar dos comicios en mes y medio. Cada una de estas citas cuesta a Atenas unos 50 millones de euros. «Es todo una locura», dice un jubilado
El lujo electoral que Grecia no se puede permitir
«Estas dos elecciones tan seguidas son un ejemplo de la polarización que tenemos ahora, muestra de que el sistema ya no funciona de una manera convencional », indica Yannis Zervís, un economista y antiguo ejecutivo agresivo que ha estado muchos meses sin trabajo ... y ahora ayuda a su hermano en una empresa familiar. «Tengo miedo, es la primera vez en los últimos años que no sé si la Unión Europea quiere que Grecia continúe ahí , no entiendo por qué Samarás [el líder conservador] insistió en adelantar las elecciones», explica a ABC.
La obsesión y las prisas del representante de Nueva Democracia , empeñado en adelantar los comicios para obtener una mayoría aplastante y poder gobernar con mayoría absoluta, ha tenido un resultado catastrófico . En vez de permitir continuar las reformas del gobierno de coalición formado por socialistas y conservadores y presidido por el banquero Lucas Papadimos , las elecciones del pasado 6 de mayo han demostrado que el clima ha cambiado y que, en medio de la peor recesión de su historia, los griegos han castigado a los dos partidos que han gobiernado desde 1974. Y al no obtener mayoría ningún partido ni poder formar gobierno de coalición, habrá nuevas elecciones el 17 de junio . Dos elecciones generales en mes y medio cuando el resto del mundo espera ver si Grecia saldrá o no de la zona euro.
«Me da miedo que la izquierda sea ya y vaya a ser tan fuerte . Me parece que para el país el futuro es peligroso , es como los años sesenta, la izquierda contra la derecha, valores distintos...», cuenta Zervís, que concluye diciendo: «Nuestros valores van a cambiar, el mapa geográfico ha cambiado ».
«Soluciones europeas»
Las elecciones del 6 de mayo costaron, a falta de una cifra definitiva, unos 50 millones de euros. Menos que las anteriores del 2009, pero un lujo, aún así, para un país en recesión desde el 2008 , cuya economía se ha contraído un 6,2% en este primer cuatrimestre y con un paro que supera el 21% . El Ministerio del Interior deberá desembolsar, en concepto de horas extras y desplazamientos del personal, un total de 41,5 millones de euros. A ello hay que sumar otra partida de suministros varios por valor de 8,5 millones de euros. La cifra resultante supone una importante reducción de los gastos en el 2009: más de 83 millones .
«Estas segundas elecciones son obligatorias, porque con las primeras no se encontró la solución para gobernar entre los partidos», piensa Andreas Aninos, que trabaja como corredor de seguros. « Espero que se consigan ahora soluciones europeas », confía. Lo cierto es que estos comicios de urgencia costarán prácticamente lo mismo que los de hace dos semanas, en un país en el que la falta de liquidez para hacer frente a los vencimientos de deuda hace imprescindible la ayuda internacional.
Sin embargo, otra parte de la población griega considera innecesaria esa segunda convocatoria electoral: «[Las elecciones] no tienen sentido, los partidos no presentan nada nuevo , me parece todo una locura», explica Jari Búras, un jubilado que cree que «los que votaban siempre al Pasok o a Nueva Democracia y ahora votaron otra cosa, se han asustado con el resultado». «Me imagino que habrán querido castigar a su partido, pero ahora se lo pensarán y volverán otra vez a votar a los de siempre», afirma.
«Todo más difícil»
En un país con tanto paro y tantos recortes, los «privilegios» de los diputados son vistos como una provocación y un escándalo. Además de su sueldo mensual (de cerca de 6.000 euros brutos), cada parlamentario recibe un suplemento de cerca de 1.000 euros para su oficina, otros 35 si están casados, hasta 200 euros en concepto de gastos de telefonía móvil, viajes gratis en todos los medios de transportes públicos. Si son además de fuera de Atenas, tienen derecho a 52 billetes de avión al año y reciben otros 1.000 euros al mes para alquilar piso en la capital. Cada uno tiene también derecho a elegir a cinco colaboradores procedentes del sector público, pagados, por supuesto, por el Parlamento. Y cuentan, además, con su propia escolta personal.
Ante esta situación, «muy difícil», la bibliotecaria Eli Drulia, madre de tres jóvenes, piensa preocupada en su futuro. « Todos intentamos encontrar algo mejor , crear algo mejor. Sin embargo, en vez de ir a mejor, es todo mas difícil», se lamenta.
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