Tiempo de colapsos

La política de prevención chilena se traduce hoy en más de dos millones de vacunados y un acopio de dosis del doble que necesita. Tiene 36 millones garantizadas para lo que resta de año y su población es de unos 18 millones. Algunos datos, ponen en evidencia a los otros, a los que van o vamos de listos. Un ejemplo, el 11 de febrero se aplicaron, de Arica a Punta Arenas, 221.459 vacunas. Seis días antes, España se limitaba a 122.818, según OurWorldinData.org

Chile firmó contratos con laboratorios británicos, estadounidenses y chinos cuando a la UE se le paseaba el alma por el cuerpo y otros, se dormían en los laureles de los cipreses de los caídos. Chile negoció con rigor y tiempo con Pfizer-BioNTech, Sinovac, Oxford/AstraZeneca y Johnson and Johnson (la Sputnik V sigue en lista de espera). La pregunta es obligada, ¿por qué los demás no hicieron lo mismo?

Al Gobierno de Piñera le sobran frentes abiertos entre la Constituyente, diferentes elecciones y los «movimientos sociales», que siguen al acecho, empeñados en desestabilizar un sistema democrático que, con sus defectos, ha funcionado desde 1990, fin de la dictadura de Pinochet. En el ayer, el hoy y el mañana se acumulan tensiones internas en el Palacio de la Moneda e intereses políticos particulares pero nada de eso hizo que un Ejecutivo, acosado, perdiera de vista la cuestión de Estado más importante de este tiempo, que la prioridad, desde que estalló el Covid, era cuidar a su gente y el Plan de Vacunación. Mantener el temple y la estrategia cuando recibes por todos lados no es fácil pero… el tiempo, está dicho, pone todo y a todos, en su sitio.