Cameron y Brown apuran su campaña con una jornada electoral de 36 horas

El liberal-demócrata Nick Clegg no se sumó al envite , reservándose para la noche de mañana que será bien larga para los tres dada la incertidumbre electoral. Los sondeos mantienen la ventaja de los «tories», que se encuentran al alcance de poder gobernar en solitario con una mayoría suficiente, de momento no absoluta.

Brown ha anunciado que tirará la toalla como líder si los laboristas no ganan y él se convierte en un estorbo para un pacto postelectoral. «Tomaré completa responsabilidad de lo que suceda. Si ya no aporto nada me iré y haré cualquier otra cosa», aseguró en un programa de televisión al que acudió con su mujer Sarah, con la que apareció tomándose de la mano.

Brown hablaba sobre pactos postelectorales, pero su marcha también sería requerida por sus correligionarios si quedan apeados del poder. Ya desde su partido han comenzado a pedir su cabeza. El candidato de una circunscripción de Norfolk le ha calificado como «el peor primer ministro en la historia del laborismo» y una «desgracia». Manish Sood reclamó que Brown pida perdón «a la gente y a la Reina» por su «desastrosa» gestión. Al parecer Sood lleva tiempo en su posición crítica, pero el partido ha preferido no expulsarle como candidato.

La nube volcánica que volvió a afectar ayer a la isla de Irlanda condicionó la agenda de Cameron . El líder «tory» que tuvo que retrasar su visita a Belfast, la primera que un candidato de uno de los grandes partidos británicos hace en campaña electoral al Ulster, que tiene un sistema de partidos diferente al existente en Gran Bretaña. Esta vez los unionistas moderados del UUP se presentan como la voz de los conservadores en Irlanda del Norte. La importancia de sus escaños, ante la perspectiva de un resultado ajustado, explica el visita de Cameron. Los laboristas han acusado a los «tories» de perjudicar el proceso de paz al inmiscuirse en la vida de partidos norirlandesa.

Llamada al voto útil

El anuncio de Cameron de pasar la noche en blanco manteniendo encuentros con trabajadores de diferentes profesiones que hacen turnos nocturnos, pilló a los laboristas desprevenidos. Luego Brown explicó que él ya iba a hacer algo así pero que no lo había comentado públicamente.

En realidad, más que esa línea estratégica, lo que los laboristas habían planeado para ayer era lanzar mensajes reclamando el voto útil para impedir la victoria «tory» . Los ministros Ed Balls y Peter Hain recomendaron votar «con la cabeza y no con el corazón», invitando a simpatizantes laboristas y liberal-demócratas a apoyar al partido mejor colocado para cerrar el paso a los «tories».

Clegg criticó esas llamadas, en una intervención que incluía otra advertencia a los laboristas: nuevos indicios de que estaría dispuesto a un pacto con los conservadores . Clegg indicó que la exigencia de un cambio en la ley electoral, algo a lo que se opone el partido de Cameron, no es condición «sine qua non» para un acuerdo. Hasta ahora había mantenido que era «una absoluta condición previa».

Clegg tuvo que hacer frente a las críticas expresadas por destacadas figuras de Defensa y de centrales de inteligencia contra ciertas medidas programáticas de los liberal-demócratas . En una carta publicada en «The Times», anteriores responsables de la lucha antiterrorista, el MI6 y el Estado Mayor indicaron que el partido debería aclarar puntos como la no renovación del programa Trident de submarinos con armamento nuclear y la no mención de la OTAN.