Un callejón sin salida
Con la suspensión de la reunión convocada para el 6 de abril en Madrid entre Cuba y la Unión Europea, representada por la presidencia española, se esfuman las escasas posibilidades que el Gobierno tenía de lograr que, en este semestre, los Veintisiete aceptaran modificar su ... Posición Común sobre la Isla.
Responsables de los Ministerios español y cubano de Exteriores mantuvieron a lo largo del martes numerosas conversaciones para intentar que la reunión tuviera lugar, ya que a pesar de que el Gobierno español lo había dado por hecho hace quince días, el régimen castrista no había confirmado la presencia de su canciller, Bruno Rodríguez.
Ningún interés
Según pudo saber ABC, en esas conversaciones quedó claro que, en la actual situación en su país, los cubanos no tenían ningún interés en un encuentro de este tipo, por lo que se decidió posponerlo para más adelante a la espera de que el ambiente mejore. El deseo es hacerlo antes de que finalicen lo seis meses de la presidencia española.
Las autoridades cubanas no están dispuestas a presentarse en Madrid con el riesgo de que se pueda producir, en torno a esos días, el fallecimiento del periodista Guillermo Fariñas, cuya salud ha empeorado sensiblemente tras 36 días en huelga de hambre.
Además, el castrismo no ha digerido ni las críticas que ha recibido en todo el mundo por el acoso a las Damas de Blanco, ni, sobre todo, la resolución del Parlamento Europeo que condenó la muerte del preso Orlando Zapata y reclamó la liberación de todos los encarcelados por motivos de conciencia. Castro se muestra especialmente molesto por el hecho de que los socialistas españoles, como sus correligionarios europeos, suscribieran esa resolución.
La suspensión de la reunión de Madrid deja, además, sin capacidad de maniobra en Europa al ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, principal impulsor de cambiar la Posición Común y que, según algunas fuentes, comenzaría a estar ya algo defraudado por la actitud de Raúl Castro.
Entre sus colegas europeos, los apoyos que hubiera podido tener han disminuido sensiblemente, dada la falta de respuestas positivas de La Habana a las señales lanzadas por la UE, incluido el levantamiento de las medidas sancionadoras impuestas tras las detenciones de la «Primavera Negra» de 2003.
Objetivo frustrado
Ahora, ya nadie confía en conseguir lo que se presentó como uno de los objetivos de la presidencia española. De hecho, el propio jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, se desmarcó hace tiempo de la idea de dedicar esfuerzos a conseguir esa meta, porque ello podría restarle apoyos de algunos socios europeos para lograr otros objetivos más importantes.
También en el PSOE, son cada vez más las voces que, aunque oficialmente se muestran de acuerdo con la estrategia del ministro, consideran que es preciso mostrar una mayor firmeza con el régimen cubano para que respete los Derechos Humanos.
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