Bruselas no consigue pactar una política migratoria común
El grupo de Visegrado se opone a la llegada de refugiados a Europa
Las normas impuestas por los talibanes que deben cumplir tanto hombres como mujeres
Carpas levantadas para la llegada de refugiados afganos, dentro de la parte militar del aeropuerto de Rinas, en Tirana
Las consecuencias de la caída del régimen pro occidental en Afganistán están dejándose sentir en toda la región y llegarán pronto a las fronteras de los países europeos a medio plazo. Si los afganos que huyen de los talibanes van a abandonar el país a ... la misma velocidad que los dirigentes derrocados, el fenómeno podría ser aún más rápido. Las consecuencias humanitarias de este acontecimiento no se ven igual en todas partes ni van a afectar del mismo modo pero forzarán a los dirigentes europeos sobre todo a ponerse de acuerdo en como afrontarlo. Y por ahora las posiciones no están ni por asomo en una misma dirección. La UE podría tener que afrontar una nueva crisis como la que produjo en 2015 la llegada masiva de sirios huyendo de la guerra civil y que puso a prueba hasta límites inquietantes las costuras de la solidaridad europea y dejó al régimen turco de Tayip Erdogan como gran árbitro de las tensiones en la UE . Los ecos de aquellas gravísimas tensiones de las instituciones comunitarias con países como Hungría, Polonia o Eslovaquia aún no se han acallado y muchas heridas políticas siguen abiertas.
Eso no significa que la UE sea la única entidad afectada por esta situación. Pakistán e Irán han aplaudido el triunfo de los talibanes como clara una derrota estadounidense, pero ambos vecinos de Afganistán saben que se avecinan problemas para ellos, con la previsible ola de refugiados que huyen de los extremistas que han tomado el poder en Kabul. A corto plazo, Islamabad y Teherán están deseando apoderarse de los rendimientos políticos de la humillación de Washington. Sin embargo, ambos países tendrán dificultades para no verse en medio de una crisis humanitaria y de seguridad, para la que ninguno de los dos está preparado, teniendo en cuenta que entre ambos albergan ya unos 5 millones de afganos en su territorio.
Pero donde las tensiones se pueden prever más importantes es en el territorio europeo, que es el destino preferido de la mayoría de afganos que quieren huir de su país. Estados Unidos ha prometido acoger a una cantidad importante de refugiados y puede hacerlo porque se trata de una decisión federal para la que Washington no necesita ningún acuerdo. Canadá también ha prometido llevar a su territorio hasta a 20.000 personas que seleccionará entre los que presenten caracteristicas que más le interesen. En la Unión Europea, a causa de la desaparición de las fronteras interiores, los países deben tener en cuenta las consecuencias reales de decisiones que puedan tomar por su propia cuenta, porque afectan a los demás. Sin embargo, el principal problema lo representará el hecho de que haya que asumir la carga de los que logren llegar hasta territorio europeo y que según la legislación actual deben ser acogidos bajo la responsabilidad del país por el que han entrado en Europa, en este caso previsiblemente Grecia o Bulgaria, los que tienen frontera con Turquía. Polonia ha decidido enviar tropas a su frontera con Bielorrusia para evitar que la dictadura de Minsk pueda acelerar su política de gestión hostil de refugiados hacia territorio europeo.
Además de las implicaciones en materia de seguridad, en la UE el principal temor es que una llegada masiva de afganos pueda tener consecuencias políticas y sobre todo electorales, En las elecciones legislativas de septiembre en Alemania, hasta qué punto una situación incontrolada podría suponer para el resultado electoral de la formación nacional populista Alternativa para Alemania (AfD).
Refuerzo masivo de Frontex
La Comisión Europea no esperaba tener que afrontar una nueva crisis migratoria de las dimensiones de la que se espera que puede tener lugar con la estampida de los afganos ante la toma del poder de los talibanes. Tanto es así que las discusiones sobre la reforma de la legislación seguían bloqueadas sin planes de encontrar una solución, superadas por la premura de los problemas generados por la pandemia.
Pero la intervemnción este miércoles del presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, diciebndo que la Comisión debería promover un nuevo «reparto equitativo» de los refugiados han vuento a encender el foco sobre el principal problema que tiene la UE y que ya se ha demostrado que tiene capacidad para dañar de forma gravísima la estabilidad de sus instituciones y la cohesión entre sus socios. Lo único que puede hacer la Comisión, por ahora, es reforzar las capacidades de la afencia de protección de fronteras (Frontex) en la seguridad de que sus efectivos serán utilizados de forma masiva en los próximos meses.
Polonia, Hungría, Chequia y Eslovaquia
Los países del denominado grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, Eslovaquia y República Checa) no solamente comparten una política contraria a la acogida de refugiados en Europa, sino que han hecho de ella el principal objetivo de este semestre, en el que Eslovenia preside por turno el consejo. La crisis de Afganistán no ha tomado a sus líderes por sorpresa y en una reunión mantenida el pasado 9 de julio ya emitieron un documento conjunto en el que establecía que los verdaderos temas en los que se concentrará la presidencia eslovena están encabezados por «el peligro de nuevas oleadas de inmigración, especialmente desde Afganistán y el África Subsahariana, y la seguridad de las fronteras de la Unión Europea».
Tanto el primer ministro esloveno, Janez Jansa y el jefe del Gobierno húngaro, Viktor Orban, como los primeros ministros de República Checa, Andrej Babis; Polonia, Mateusz Morawiecki; y Eslovaquia, Eduard Heger, subrayaron su intención de hacerse oír como una sola voz en este asunto y no retroceder ante la línea aperturista que a su juico marcan países como Francia y Alemania.
Sin plan de contingencia
Orban reiteró que el grupo «no apoya ni apoyará las cuotas de reparto de inmigrantes» y Babis criticó por su parte a las instituciones de Bruselas por no haber preparado un plan para responder al peligro inminente de una nueva ola migratoria. «Tengo la impresión de que este no es un tema en Bruselas, a pesar de que estamos hablando de nuestra seguridad, pero nosotros debemos llamar cuanto antes la atención sobre ello», instó por su parte Morawiecki. «Es necesario que los cinco países hablemos con una voz alta contra la centralización en la Unión Europea», siguió su discurso el polaco, «y es hora de que juguemos un papel como iguales ante el resto de los socios, en lugar de seguir viviendo como miembros subyugados».
La reunión en la que se produjeron estas declaraciones fue anunciada como «entre Eslovenia y los países del grupo de Visegrado (V4), pero la unidad mostrada por todos los presentes llevó a la prensa eslovena a hablar de una reunión del V5», en el que también se integraría Eslovenia.
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