Biden: «Obama y yo sabemos que no tenemos mejor amigo que Israel»
LAURA L. CARO CORRESPONSAL
JERUSALÉN. Las negociaciones indirectas que estaban a punto de comenzar entre israelíes y palestinos se dieron en llamar «conversaciones de proximidad» por aquello de acercar a las dos partes que, desde principios de los 90, nunca habían estado tan lejos de ... un acuerdo. La realidad de los últimos días ha demostrado, sin embargo, que el abismo puede agrandarse aún más.
La Autoridad Nacional Palestina (ANP) anunciaba ayer que da por cancelado el diálogo indirecto que se iba a iniciar con la mediación de Washington. Lo comunicaba su negociador jefe, Saeb Erekat, advirtiendo que el proceso sólo tendrá lugar «si Israel da marcha atrás» en esa decisión de edificar 1.600 viviendas en Jerusalén Este, que ha dinamitado la confianza de Ramala y humillaba al vicepresidente norteamericano, Joseph Biden, en plena visita a la zona. Agravando el escenario, el diario «Yedioth Ahronot» de Tel Aviv aseguraba ayer que las casas planeadas son muchas más, 7.038, que ya están en proceso de autorización, cifra que el rotativo «Haaretz» elevaba a 50.000.
El órdago palestino
El órdago palestino -amparado por una recomendación de la Liga Árabe- coincidía con los llamamientos de Biden a que el trabajo por la paz no se demore. «Cada vez que se pospone, los extremistas aprovechan nuestras diferencias», imploró Biden, «el statu quo no es sostenible... no tenéis más elección que prepararos para el futuro».
El mensaje era pronunciado durante una conferencia del vicepresidente en la Universidad Tel Aviv, donde no hizo mención a la suspensión palestina del intento de diálogo, pero sí tuvo efusivos elogios para el Estado judío que decepcionaron a quienes esperaban alguna crítica. «Tanto el presidente (Barak Obama) como yo sabemos que no tenemos mejor amigo en la comunidad de naciones que Israel», dijo, y subrayó que Washington estará siempre «hombro con hombro» con Tel Aviv para frenar a Irán. Concluyó con un cómplice «confiad en mí».
Esa fue la puesta en escena. Un esfuerzo en público de Biden para no dejar que el tropiezo de las 1.600 viviendas vaya a más. Porque en privado, según escribía ayer el analista Shimon Shiffer, el norteamericano «castigó» el miércoles a sus anfitriones israelíes insinuando que sus ampliaciones colonizadoras eran responsables de «incendiar Oriente Próximo». «Esto empieza a ser peligroso para nosotros. Lo que hacéis mina la seguridad de nuestras tropas en Irak, Afganistán, Pakistán y la paz regional», cita Shiffer como uno de los reproches literales de Biden.
Con todo, el vicepresidente estadounidense no dio señales de que vaya a presionar a Israel para que retroceda en sus planes expansionistas. Según matizó a ABC una fuente de la Muqata -la sede de la Autoridad Nacional Palestina-, para la ANP, «lo más importante ahora no es probar a Israel, sino la capacidad mediadora de EE.UU.: si están dispuestos a tomar medidas cuando una parte incumple o no es seria, tal como nos prometieron al invitarnos a negociar». «Si no pueden con esto -añadía- ¿cómo van a lograr luego que se vacíen las colonias cuando haya un Estado palestino».
Visita de Mitchell
Esta tarea será para el enviado especial de Obama en la región, George Mitchell, que aterrizará en la zona la semana próxima. Sus intentos conciliadores se cuentan hace un año por fracasos, y la nueva misión se presenta más que difícil. La oficina de Benjamin Netanyahu, a través de su jefe de Gabinete, dejaba claro ayer una vez más que Jerusalén «es la capital de Israel, y la construcción de viviendas se llevará a cabo como en Tel Aviv o cualquier otra ciudad».
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