Bertrand, la principal baza para vencer a Macron y a Le Pen

Las simpatías, indiferencias o antipatías de los electores y simpatizantes no obligan a ningún partido. La dirección de los Republicanos (LR, el partido de la derecha tradicional, el partido de Sarkozy) es muy libre de organizar como lo considere oportuno la elección de su candidato a la elección presidencial. Pero los sondeos de opinión , tradicionalmente fiables en Francia , son un precioso indicador de tendencia: Bertrand pasa bien o muy bien entre simpatizantes y electores centristas, conservadores y muy conservadores. ‘Le Figaro' ha publicado otro muy altamente significativo. Si la segunda vuelta de la elección presidencial se celebrase la semana que viene, Xavier Bertrand sería el único candidato conservador capaz de vencer a Emmanuel Macron y Marine Le Pen . Ante un hipotético duelo entre Macron y Bertrand, el último sondeo de ‘Le Figaro’ afirma que el candidato conservador pudiera ser el ganador, por 52 contra 48. Contra Marine Le Pen, Bertrand podría ganar por 61 contra 39.

Se trata de cávalas e hipótesis muy altamente teóricas. Durante los próximos diez meses pueden ocurrir muchos acontecimientos que pueden modificar esa tendencia. Las izquierdas pueden encontrar un candidato o candidata creíble. Anne Hidalgo , alcaldesa de París, aspira a ser esa gran revelación. Todavía queda muy lejos en los sondeos. Ni siquiera está claro en qué condiciones pudiera ser elegida candidata de un PS que se encuentra en una crisis histórica.

Macron y Le Pen pueden beneficiarse de sobresaltos imprevisibles. El resto de los candidatos de centro y derecha pueden conquistar posiciones. Más allá de los sondeos de opinión, queda la tendencia de fondo. Al día de hoy, para una mayoría de simpatizantes y electores de centro derecha y derecha tradicional, Bertrand parece encarnar una suerte de ‘síntesis’ de todas las corrientes del conservadurismo moderado francés.

Hijo de padres empleados de banca, antiguo corredor de seguros, divorciado en dos ocasiones, antes de encontrar a su última esposa, padre de cuatro hijos de tres matrimonios, Xavier Bertrand tiene una piel de hábil cocodrilo político, curtido en incontables batallas: exministro de Trabajo, Relaciones Sociales y Sanidad; experto emérito en el sistema francés de protección social, siempre fiel a sucesivos presidentes conservadores (Chirac y Sarkozy ); amigo íntimo durante muchos años del jefe de Gobierno y el ministro del Interior de Macron (Jean Castex y Gérald Darmanin); conocedor emérito de todas las burocracias de los partidos conservadores de los últimos treinta años… A ese currículo, Bertrand puede poner una guinda única: Macron le propuso ser su primer ministro, propuesta que rechazó.

El 27 de junio pasado, Bertrand fue reelegido presidente de la región Altos de Francia (norte) con el 52,37 % de los votos, humillando a Sébastien Chenu (gay protegido por Marine Le Pen) y a la candidata de las izquierdas, Karima Dalli. Bertrand había anunciado que esa elección tendría valor de «elección primaria» para confirmar su candidatura a la elección presidencial, sea cual sea la decisión de su partido, LR.

A la espera de acontecimientos, durante los próximos meses, el 40% de los simpatizantes y electores de centro y derecha parecen apreciar en Bertrand una síntesis, por confirmar, de las grandes corrientes del conservadurismo francés desde hace más de siglo. Del general de Gaulle, Bertrand asume el carácter social de la política; de Giscard hace suya la gran herencia europea, matizándola: votó contra el Tratado de Maastricht , pero a favor del Tratado que debía «refundar» la UE. De Chirac asume la vocación popular, alejándose de las tentaciones de un presidente capaz de prometerlo todo, sin acordarse de sus promesas. De Sarkozy admira la determinación personal, evitando el matiz de chico rico.

En el terreno económico, Bertrand se presenta como liberal (a la francesa) y promete sanear las cuentas públicas, como todos sus antecesores. En el terreno cultural y social, está más a la derecha que Macron , contrario a las reformas en materia de sexualidad, paternidad y familias de nuevo tipo. En materia de inmigración y terrorismo, promete mano dura , siempre alejado de la familia Le Pen, que considera incompatible con su visión política de Francia, como el resto de sus antecesores, de de Gaulle a Sarkozy.