El azote de los países del sur de Europa
Como primer ministro de la pasada legislatura, Rutte encabezó el frente de los llamados ‘frugales’ de la UE
El primer ministro holandés, Mark Rutte, vota en las elecciones marcadas por la pandemia del Covid
El pasado mes de abril, cuando todavía se estaba negociando la estructura del Fondo de Reconstrucción europeo y Mark Rutte visitaba una fábrica holandesa, uno de los obreros le gritó: «Eh, Mark, ¡no les des dinero a los españoles ni a los italianos! ». ... El primer ministro reaccionó como si le hubieran mentado al diablo. «¡Oh! ¡No, no y no!», exclamó, extendiendo el brazo y levantando el pulgar, en señal de acuerdo con el trabajador: «¡Tendré en cuenta tu consejo, amigo!». Y así ocurrió. En los consejos europeos -la máxima instancia en el gobierno de la Unión Europea- en los que se decidió la forma en que tomarían las ayudas a los países más afectados por la peor crisis europea desde la II Guerra Mundial, Rutte volvió a encabezar el grupo que presentaba resistencia y logró que, si bien no todo el fondo, al menos una importante parte del mismo fuese concebido como préstamos, en lugar de ayudas a fondo perdido.
Noticias relacionadas
No es la primera vez que Mark Rutte, en el Gobierno de los Países Bajos desde 2010, adopta el papel de 'poli malo' en los consejos de los líderes europeos . Holanda encabeza en Bruselas, de hecho, el grupo de países apodados ‘frugales’, que defiende una nueva línea de austeridad comunitaria que mantenga el aumento de los presupuestos por debajo del 1% del PIB y al que pertenecen también Austria, Dinamarca, Suecia y a menudo Finlandia.
«En mujeres y copas»
El gobierno de Mark Rutte ha pedido incluso a la Comisión Europea una investigación sobre las cuentas de los Estados beneficiarios del Fondo de Reconstrucción , sugiriendo que no necesitan las ayudas tanto como aparentan y que no son rigurosos en su contabilidad y control de gastos.
El ministro holandés de Finanzas, Wopke Hoekstra, ha exigido a la Comisión que averigüe por qué los países sureños no tienen margen fiscal propio para afrontar esta crisis y ha solicitado que sean auditados para que el resto de socios pueda saben «en qué se gastan el dinero». Un anterior ministro de Finanzas de Rutte, Jeroen Dijsselbloem, fue todavía más explícito durante la anterior crisis, en 2017, cuando acusó en Bruselas a los países del sur de gastarse el dinero en mujeres y copas. «Como socialdemócrata que soy, creo que la solidaridad es extremadamente importante. Pero quien se beneficia de ella también tiene unos deberes. No puedo gastarme todo mi dinero en alcohol y mujeres y luego pedirte ayuda», dijo.
El primer ministro recién reelegido Rutte defiende que durante la anterior crisis, «nosotros también lo pasamos mal y recortamos 50.000 millones en gastos además de subir los impuestos, por eso ¿cómo puedo explicar a los holandeses ahora que vamos a dar dinero a países que no toman las medidas necesarias y que luego llaman pidiendo dinero a Bruselas? ¡Eso no se puede explicar!».
Gracias a posiciones como esta, Mark Rutte ha conseguido frenar el auge del populismo de ultraderecha en Holanda. Pero no es solamente una posición estratégica. Rutte vive según lo que predica. Ocupa el mismo apartamento que se compró tras graduarse en la universidad y conduce un Saab de segunda mano. Además de dirigir un gobierno, Mark Rutte ejerce dos horas a la semana como profesor en un colegio de secundaria en La Haya, enseñando Holandés y Estudios Sociales.
En julio del año pasado, se hizo viral en Twitter un vídeo en el que el primer ministro portugués saludaba antes de entrar en su flamante vehículo oficial mientras Rutte volvía a casa en su medio de transporte habitual, la bicicleta, tras la cena de trabajo que ambos habían mantenido en La Haya.