Avigdor Lieberman, el político que puede acabar con la década Netanyahu

El dirigente ultraconservador, que ha sido ministro de Exteriores o de Defensa, entre otros ministerios, precipitó la disolución del anterior Gobierno de coalición porque no estaba de acuerdo con la política que se llevaba a cabo en Gaza, impidió la formación de un nuevo Ejecutivo tras los comicios de abril y ahora, tras casi duplicar sus escaños, tiene la llave de las alianzas para formar el nuevo Ejecutivo. El líder de Yisrael Beiteinu (Israel, nuestra casa), partido que aglutina el voto de los emigrantes judíos llegados de la ex URSS, ha puesto sobre la mesa exigencias de marcado carácter laico como la ley del servicio militar para los ultraortodoxos, la apertura de pequeños comercios en Shabat (día sagrado para los judíos) o el establecimiento del matrimonio civil y tanto Benny Gantz como Netanyahu saben que va a por todas.

Esta imagen de liberal y laico, de «guerrero del secularismo», como le presentan sus seguidores, contrasta con el Lieberman «corrupto y racista», según un reciente editorial del diario Haaretz en el que se recuerdan algunos de sus episodios recientes como cuando abogó por « decapitar con un hacha a los árabes desleales a Israel». Esta misma línea racista la mantiene en el program de su partido que defiende el trasvase de la población árabe israelí a Palestina. Ahmed Tibi, miembro de la «Lista Conjunta» formada por los partidos árabes en el parlamento, le acusó de representar el «Estado Islámico (EI) Judío». Reside en una colonia próxima a Belén llamada Nokdim y es un fan de Vladimir Putin quien le ha descrito como «un político brillante».