La alarmante proliferación de masacres en colegios de EE.UU. obliga a convertir las aulas en fortalezas
Los republicanos se niegan a limitar la tenencia de armas y prefieren armar a los profesores
Ante un futuro en el que los tiroteos y matanzas en escuelas son la norma , y no una atroz excepción, las autoridades en Estados Unidos están convirtiendo esos centros educativos en pequeñas fortalezas, con controles de seguridad de estilo aeroportuario , con su ... propia policía y en algunos casos hasta con maestros armados. Esos cambios son la constatación del fracaso de la reforma en las leyes de tenencia de armas, justo en un año, 2022, que acumula en sus escasos cinco meses 27 tiroteos en escuelas, con 27 muertos y 83 heridos.
Fue la matanza en un instituto de Columbine en Colorado -1999, 13 muertos además de los dos asesinos- la que precipitó los mayores cambios en la seguridad de una buena parte de las 130.000 escuelas de primaria y secundaria de EE.UU. Tras la conmoción de aquella masacre, provocada por dos alumnos, el objetivo inmediato fue hacer los centros educativos menos porosos: puertas cerradas, obligación de registrar a todos los visitantes, cámaras de vigilancias permanente y simulacros de alarma para preparar a los estudiantes.
A medida que fueron sucediéndose las masacres escolares, se reforzaron esas medidas, con la instalación de cristales antibalas y, más recientemente, detectores de metales por los que tienen que pasar tanto alumnos como maestros. También han comenzado muchas escuelas a instalar puertas a las clases sin ventana, para que los asesinos no puedan ver desde fuera si hay niños o no dentro al aula.
Una nueva industria
Paralelamente, ha ido emergiendo toda una industria en EE.UU. en torno a la seguridad en las aulas. Los fabricantes ofrecen a los directivos de los centros escolares y a los padres una amplia gama de material de protección para los menores como mochilas antibalas o pizarras blindadas para usarlas a modo de escudo. Es toda una industria, conocida como blindaje escolar, que incluye también servicios de seguridad privada con agentes armados para proteger las aulas. Según una estimación de 2018 del diario «The Washington Post», ese sector mueve unos 2.700 millones de dólares al año.
De hecho, el gobierno federal ayuda a las escuelas a reforzar su seguridad. Según un informe del departamento de Justicia de abril, este año destinará unos 320 millones a un programa para facilitar la contratación de agentes de seguridad y otros refuerzos. El cometido de ese programa es más amplio que prevenir masacres, ya que también va destinado a la prevención del menudeo de droga en centros educativos.
En 2018 ocurrió otra de las peores masacres en una escuela norteamericana, en un instituto de Parkland, en Miami, en el que murieron 17 personas. Inmediatamente después, el entonces presidente, Donald Trump, rescató una vieja propuesta republicana que ha calado en un puñado de estados, entre ellos Texas, lugar de la última matanza: armar a maestros. Trump dijo que lo ideal para combatir la violencia en las aulas es tener a gente «preparada en el manejo de armas , como profesores y entrenadores», dentro de esos centros escolares.
Ese mismo argumento han repetido las autoridades republicanas de Texas tras la masacre de Uvalde de esta semana. El fiscal general de ese estado, Ken Paxton, dijo después que « no se puede evitar que gente mala haga cosas malas . Potencialmente, podemos armar, preparar y capacitar a los maestros y otros administradores para que respondan rápidamente». Según un análisis de la agencia Ap, en el estado de Texas hay 253 empleados de centros educativos que cumplen el papel de alguaciles, con armas, en 62 distritos escolares.
Empeorar el problema
No son pocos los demócratas y los sindicatos de profesores que se oponen a esa propuesta de plagar los centros educativos de armas. Una de las más críticas es la diputada Val Demings, de Florida, quien afirma que « armar a los maestros es una receta para el desastre : un plan imprudente que complicará aun más esos tiroteos, además de obligar a los maestros a asumir no solo la responsabilidad, sino también el daño, el dolor y la culpa cuando se encuentren superados en armas, con nuestros hijos en medio del fuego cruzado. La solución es simple: no más armas en las aulas, sino leyes que mantengan las armas fuera del alcance de las personas que no deberían tenerlas». Los demócratas son los únicos que promueven limitar la tenencia de armas.
Lo cierto es que la escuela de primaria de Uvalde, donde un joven de 18 años mató a 19 niños y dos maestros, tenía en pie un sofisticado sistema de seguridad , según unos informes recientes que ha publicado la prensa local: agentes de seguridad privada armados, vallado alrededor de las escuelas, cierre de las aulas con pestillos, alarma interna y externa por amenaza y un software para controlar mensajes violentos en redes sociales. Eso no impidió la matanza.
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