La alargada sombra de Marcos en Filipinas

En el resto del mundo, la foto de Marcos y su familia ilustra perfectamente la definición de cleptocracia, ya que la ONG Transparencia Internacional calcula que expolió entre 5.000 y 10.000 millones de dólares (entre 4.727 y 9.455 millones de euros) durante las dos décadas que estuvo en el poder, de 1965 a 1986. Además, desde 1972 lo hijo bajo la Ley Marcial, que sembró el terror con una feroz represión política.

Pero en Filipinas, que lleva gobernada por las mismas familias poderosas desde que se independizó de España en 1898, todavía hay muchos que siguen respetando y admirando, y sobre todo obedeciendo, a los Marcos . Especialmente en su feudo de la provincia de Ilocos Norte, donde Ferdinand Marcos nació en 1917 en el seno de una familia acomodada. Su padre, al que los locales todavía llaman Don Mariano, era abogado e hizo carrera política en la Cámara de Representantes entre 1925 y 1931, marcando el camino a seguir para el joven Ferdinand y el resto de sus descendientes.

Así se recuerda en el museo dedicado a glorificar su figura en el centro de Batac, instalado junto a la casa de estilo colonial español donde la familia todavía se aloja cuando viene de visita. Estos días, de la balaustrada blanca sobre el pórtico principal cuelga una pancarta electoral de Bongbong y su aliada Sara Duterte, hija del actual y controvertido presidente, famoso por sus exabruptos y la guerra sucia contra la droga que ha dejado entre 7.000 y 12.000 muertos.

Ante dicho cartel se fotografían los numerosos turistas que, venidos de todo el país, peregrinan hasta este museo y el cercano Palacio de Malacañán del Norte, otra fastuosa mansión a orillas de un lago en Paoay bautizada en honor de la residencia presidencial en Manila. Ambos lugares fueron requisados por el Gobierno central cuando los Marcos se escaparon a Hawái tras la Revolución del Poder Popular que derribó su dictadura en febrero de 1986.

Pero, gracias a la entonces presidenta Corazón Aquino , pudieron regresar tras la muerte de Ferdinand en 1989, recuperando no solo sus posesiones sino también el poder político que tradicionalmente han ostentado en su feudo de Ilocos Norte. Por esta circunscripción logró su escaño en la Cámara de Representantes la primera dama Imelda Marcos , cuya belleza de juventud quedó por los suelos al descubrirse su interminable colección de zapatos mientras su pueblo se ahogaba en la miseria. Mientras la infame y codiciosa Imelda volvía a Manila, sus hijos, Imee y Bongbong , llegaban a ser gobernadores provinciales. Demostrando que todo queda en casa en las sagas familiares de Filipinas, dicho cargo lo ocupa hoy Matthew Marcos, hijo de Imee, sobrino del candidato presidencial y nieto del dictador.

Desde el poder en Ilocos Norte, los Marcos han rehabilitado la figura de Ferdinand gracias a la propaganda de ambos museos, que alcanza niveles norcoreanos. «Era el momento oportuno y él era el hombre adecuado», alaba un panel que glosa su victoria en las elecciones presidenciales de 1965. «Cuando Ilocandia entregó uno de sus hijos a la nación, dio al país un alma preciosa que dejó una huella indeleble en las páginas de la historia», pontifica otro. Con el mismo afán laudatorio, se muestran sus medallas al valor en la lucha contra los japoneses en la II Guerra Mundial y se ensalzan sus conocidas dotes como orador, que le permitieron ser absuelto del juicio por el oscuro asesinato de un rival político que había derrotado a su padre.

Pero no se hace mención alguna ni al saqueo que perpetraron los Marcos ni a la represión de la Ley Marcial, que sus seguidores justifican para mantener el orden en Filipinas. «El presidente Marcos tuvo que declararla porque el Gobierno no podía controlar el caos en el país. La Ley Marcial consiguió que la gente tuviera más disciplina y mejoró nuestra vida», asegura a ABC Alfredo Cachero, un campesino de 86 años que conoció al dictador cuando iba a cazar pájaros al lago de Paoay. Firme defensor de los Marcos, votará por Bongbong «porque tiene tantos proyectos como su padre» y no cree que su familia «robara dinero del Gobierno porque eran ricos de nacimiento».

Pero, según los datos oficiales de la Comisión Presidencial para el Buen Gobierno de Filipinas, el Estado ha recuperado 64.000 millones de pesos (1.154 millones de euros) de lo que arramblaron los Marcos entre fondos bancarios, joyas y cuadros. Entre propiedades, acciones y pinturas, en pleito todavía quedan 2.828 millones de pesos (51 millones de euros).

Por su complicidad en los negocios de la familia y su condena por impago de impuestos cuando era vicegobernador de Ilocos Norte a principios de los 80, las víctimas de la dictadura y grupos opositores han presentado varias demandas de descalificación contra la candidatura de Bongbong Marcos . Como todas han sido desestimadas de momento, su última esperanza radica en el Tribunal Supremo.

«La naturaleza de nuestra demanda para su descalificación se basa en el hecho de que Ferdinand Marcos Jr. es un evasor fiscal y ha sido condenado por no pagar impuestos cuando era vicegobernador. ¿Cómo podemos tener a un evasor fiscal, a un criminal condenado, manejando Filipinas los próximos seis años?», se pregunta Fides Lim. Perseguida durante la dictadura, su esposo, el también disidente Vicente Ladlad, está en prisión acusado, injustamente según ella, de posesión de armas.

Ante la ventaja de Bongbong en las encuestas , tanto las víctimas de la dictadura como los opositores se han movilizado contra los Marcos recordando el doloroso pasado de Filipinas. «En mi primer arresto en 1973, fui torturada como tantos otros. Me tuvieron dos días y dos noches incomunicada en un cuartel militar. Me obligaron a sentarme desnuda sobre hielo… y me hicieron la asfixia de la bañera: te tumban sobre un banco y te echan agua en la garganta y la nariz», recuerda Judy Taguiwalo , veterana activista que llegó a ser secretaria del Departamento de Bienestar Social y Desarrollo con Duterte.

Renegando de él, los opositores critican la alianza de su hija con Bongbong Marcos, cuyo discurso en las redes sociales ha calado entre el público. Con sus vídeos en Youtube y Tiktok, blanquea la dictadura de su padre diciendo que fueron los “años dorados” de Filipinas, lo que ha airado a sus represaliados e incluso a la influyente Iglesia católica. En un contundente comunicado reclamando la “opción moral”, más de 1.400 sacerdotes han pedido el voto para la principal rival de Bongbong, la vicepresidenta Leni Robredo.

Pero la sombra de Ferdinand Marcos es tan alargada en Filipinas que su hijo podría volver al palacio presidencial de Malacañán treinta y seis años después de huir a la carrera… aunque con las maletas llenas de joyas y dinero para regresar después.