Acusan al gobernador de Puebla de proteger a un implicado en pederastia
Unas cintas involucran al político y al industrial en una trama para acallar a la periodista Lydia Cacho, que investigó un caso de tráfico de menores
EFE Mario Marín Tores, gobernador del estado de Puebla
MANUEL M. CASCANTE
CORRESPONSAL
CIUDAD DE MÉXICO. No son los ovejeros suaves de «Brokeback mountain», sino el gobernador del Estado mexicano de Puebla, Mario Marín, y el industrial textil Kamel Nacif, «El rey de la mezclilla» (nombre con el que se conoce en México a ... la tela vaquera). El uno es para el otro «mi héroe chingao»; el otro es para el uno «mi góber precioso». Y, de por medio, unas faldas: las de la periodista Lydia Cacho, quien en su libro «Los demonios del edén», sobre el abuso sexual infantil a gran escala, acusa al empresario de participar en fiestas con menores que organizaba en Cancún el pederasta Succar Kuri, preso en Estados Unidos y sujeto a un proceso de extradición.
En unas grabaciones difundidas por el diario La Jornada es el gobernador quien presuntamente le comenta al financiero de origen sirio: «Ayer acabé de darle un pinche coscorrón a esta vieja cabrona... Nos ha estado jode y jode, así que se lleve su coscorrón y que aprendan otros y otras». «Ya sé -responde Nacif-, y es que estos cabrones (por los periodistas) siguen sacando mamadas y mamadas... Pinche bola de ratas».
-«No, se sienten Dios en el poder».
-«Así es. Yo te hablé para darte las gracias. Sé que te metí en un problema, pero...»
-«No, hombre, a mí me gustan esos temas. Coincido contigo en que, ¡hijos de la chingada!, en esos temas..., no somos santos, desde luego, pero si alguien tiene pruebas, que las presente. Y si no, que se calle la boca».
-«Y yo, para darte las gracias, te tengo aquí una botella bellísima de un coñac que no sé adónde te la mando...»
Lydia Cacho fue detenida en diciembre pasado en el Estado de Quintana Roo por autoridades poblanas, a partir de la querella por difamación y calumnia presentada por Nacif. Cacho denunció que sólo la ayuda de los enfermeros de la cárcel evitó que fuera violada. En una de las grabaciones, Nacif asegura haber «pagado a las locas (reclusas agresivas) y a las tortilleras (lesbianas)» para que violaran a la periodista en el reclusorio femenino de la ciudad de Puebla.
Derechos humanos
Según se desprende de otra de las cintas (toda una antología de tacos locales, y no de los comestibles), fue el empresario Luis Angel Casas, antiguo jefe de finanzas de la campaña de Marín, quien le sugirió a Nacif que hablara con el gobernador, pues «hay una declaración muy buena de la procuradora (fiscal) diciendo que esta señora (Lydia Cacho) mintió y que en ningún momento se le violaron los derechos humanos... Se le dicta auto formal de prisión y se acaba el tema... Y el que necesita tener calorcito es el «góber». Creo que con una llamadita tuya ya lo tiene. Si la procuradora hizo esa declaración, Kamel, es porque recibió línea, ¿eh?...»
En entrevista televisada, el gobernador insistiría en que la conversación telefónica está «completamente editada y montada», para negar después cualquier relación con el empresario: «No puede ser mi amigo alguien que atenta contra la ley o está sospechoso del delito contra los niños». Pero, a las pocas horas, y ante un grupo de incondicionales, Marín recomendaba a las «fuerzas perversas» que quieren perjudicarlo que eviten provocar «a los campesinos que tanto quiero, que no provoquen a los jóvenes y a las mujeres que creen en mí, que no molesten ni provoquen a los abuelitos y a las personas con discapacidad que tanto necesitan de mí. Mario Marín es un hijo del pueblo y nadie lo va a quitar (del cargo), salvo el pueblo».
«Campaña con fines electorales»
Todo este escándalo obedece, a juicio del gobernador, a «una infamia no sólo contra mí, sino contra todos los poblanos», dentro de una campaña con fines electorales «con todo lo orquestado desde los medios de comunicación».De momento, la Procuraduría (Fiscalía) General de la República ya cuenta con una denuncia penal contra ambos personajes por los delitos de cohecho, abuso de autoridad y coalición de servidores públicos.
El presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), José Luis Soberanes, también ha exigido que las medidas cautelares a favor de Lydia Cacho «permanezcan, porque no ha acabado el peligro» para la periodista.
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