El coste económico de las orgías de Strauss-Kahn

La segunda jornada de la segunda semana del proceso de DSK y otras doce personas, acusadas de proxenetismo agravado , estuvo el miércoles dominada por la organización, pago y servicios de las «veladas libertinas» organizadas por dos empresarios y un policía para complacer los deseos de un «amigo libertino»».

Los empresarios Fabrice Paszkowski y David Roquet, y el policía Christophe Lagarde, buscaban, «probaban» y ofrecían a DSK el «material» que les proponía Dominique Alderweireld, alias «Dodo la Saumure» propietario de varios clubs prostibularios.

Todas las señoritas «probadas» sabían que debían satisfacer todos los deseos de DSK. Las tarifas de las prestaciones confesadas osciló entre 500 y 2.000 euros. Por el contrario, ninguna de las chicas conocía previamente los servicios que debería ofrecer.

La descripción de tales servicios tuvo lugar este miércoles ante el tribunal, durante varias horas, con el tono de una novela porno de la más baja categoría. Strauss-Kahn presentó el largo rosario de servicios como un «recreo íntimo», tras las «agotadoras sesiones de trabajo en el FMI».

Pero descrito por las profesionales, el «recreo» del «economista más famoso y poderoso del mundo» consistía en sesiones continuadas de sodomía, penetración anal con violencia, camas redondas con flecos «bestiales», asaltos en los servicios de hoteles y clubs de alterne.

Ante la descripción de sus gustos íntimos, DSK alzó el tono y declaró molesto, que «guste o no guste, mis aficiones sexuales no le importan a nadie». El presidente del Tribunal ya advirtió hace días de que la Justicia no puede entrar en debates morales y debe «limitarse» a juzgar si los comportamientos son delictivos o no.

Señoritas contratadas para satisfacer los gustos íntimos del presidente del FMI y amigos del socialista más famoso de Francia coinciden en el precio de las prestaciones. Las chicas confirman las tarifas: 500 euros por una noche en un hotel de París o Bruselas; 2.000 euros por un par de días en un hotel de Washington.

Según DSK, él nunca pagó nada. Las chicas saben quien las contrató y pagó: ellas cobraban su prestación y alguien les pagaba el viaje (en tren o avión) y los hoteles. El policía y los empresarios amigos de DSK decidían cómo se repartía el pago de las facturas de unas orgías cuyo costo podía ascender a varias decenas de millares de euros.