Zuluaga acepta ahora negociar con las FARC, pero con condiciones

Zuluaga habló como el popular expresidente Álvaro Uribe Vélez , quien se ha convertido en todo un fenómeno electoral en Colombia. Pese a haber terminado su mandato, Uribe no sólo se lanzó al Congreso —y se convirtió en senador y logró transformar su recién creado partido, el Centro Democrático , en la segunda fuerza del Congreso— sino que le dio a Zuluaga las alas que no tenía. Empezó la campaña opositora frente a Santos, centrada en la guerra versus la paz, con un 8% de la intención de voto y ahora va en segundo lugar en las encuestas, con 37%, un punto por debajo de Santos (38%) . Una votación de infarto: eso es lo que se prevé el próximo 15 de junio, cuando los colombianos elijan presidente a uno o al otro en la segunda ronda.

El asunto que ha polarizado las campañas presidenciales en Colombia es la paz (o la guerra que lidera Zuluaga). Pese a haber sido el ministro de Defensa estrella de Uribe, Santos, economista de 62 años, elegido presidente en 2010 con Uribe a su lado, hizo caso omiso de los consejos de su jefe y optó por lo contrario. Gobernar a su manera.

Hace un par de años comenzó a negociar seis puntos en el más estricto sigilo en La Habana. Con un equipo negociador de lujo, liderado por el ex ministro Humberto de la Calle. Tres puntos ya han sido negociados, el último, relativo a las drogas . De sellarse un acuerdo entre ambas partes, las FARC se comprometieron a dejar a un lado el narcotráfico como método de financiación.

Nunca la paz ha estado tan cerca como en esta tercera negociación en 50 años Editoriales, politólogos y analistas coinciden en que nunca la paz ha sido tan seria como en esta tercera negociación en cincuenta años de conflicto armado. Por varias razones, pero una práctica: por primera vez la correlación de fuerzas favorece al Estado. Las FARC pasaron de 16.000 a 8.000 hombres, perdieron a sus líderes, están diezmados. Quieren negociar.

Por eso aunque Zuluaga había adoptado un discurso que le gusta a los colombianos —mano firme, corazón grande, lema que hizo triunfar a Uribe— tuvo que cambiar de rumbo. Conciliador, político, sorprendió con su ahora voto a favor de la paz. «Siempre defendí y he defendido la búsqueda de una paz negociada y que beneficie al pueblo colombiano (…) Acordamos darle continuidad al proceso con las FARC en La Habana, hacer una evaluación de los puntos acordados pero que se dé a conocer todo a los colombianos». Y en Caracol Radio Zuluaga aclaró que «le vamos a dar continuidad a las conversaciones, pero vamos a establecer las condiciones que yo siempre he planteado». Entre ellas, un alto el fuego indefinido.

Esta frase la pronunció un día después de que la candidata conservadora Marta Lucía Ramírez , una de los cinco candidatos que se enfrentó a Zuluaga y a Santos en la primera vuelta, le dijera que se aliaba con él y le aportaba votos, siempre y cuando flexibilizara su discurso ante las FARC. Zuluaga lo hizo. Esto es importante porque Ramírez quedó en tercer lugar en la primera vuelta del pasado domingo. y sus votos favorecerán a uno de los dos candidatos en la segunda vuelta.

El giro de 180 grados que dio el candidato del Centro Democrático frente al tema de la paz causó sorpresa, como era de esperar. El primero en reaccionar fue el mismo Santos, quien acusó a su rival de buscar ese propósito con un ánimo electoralista. «Lo recibo con cierta sorpresa porque no creía que fueran tan cínicos», dijo el presidente en una entrevista a la W Radio.

El mandatario colombiano, quien alegó que es él quien se ha jugado su capital político en esta cuestión, criticó que ahora que Zuluaga quiera tomar ese tema como caballo de batalla electoral. «El pueblo colombiano sabe quién está con la paz y quién no está con la paz», remató.