«Ya no le tengo miedo al IRA. Puedo dar nombres a la Policía con tranquilidad»
La familia de Jean McConville recuerda el día de su secuestro y pide «justicia» por su posterior asesinato, por el que ahora Gerry Adamas permanece detenido
b.gergareche/l.riestra
«Ya no le tengo miedo al IRA. Con tranquilidad puedo dar nombres a la Policía». Son las palabras de Helen McKendry, una de las hijas de Jean McConville, asesinada por el inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA) en 1972, por el que el presidente del ... Sinn Féin, Gerry Adams, permanece detenido .
McKendry ha asegurado que, más allá por su satisfacción por el avance en la investigación sobre el asesinato de su madre, no teme por su vida después de «todo lo que ha pasado en los últimos 40 años». «¿Qué van a hacer? ¿Venir y dispararme? Bueno, ellos saben donde vivo», ha afirmado contundente la hija.
Adams ha pasado la que es su segunda noche detenido en una comisaria norirlandesa y este viernes seguirá siendo interrogado por un crimen que impactó a la sociedad de la época y cuyo fantasma ha regresado más de 40 años después perseguiendo a día de hoy al partido y a su carismático líder. El líder del Sinn Féin, de 65 años, ha mantenido que esas acciones de la banda armada fueron «equivocadas» y que en el caso de McConville se cometió, además, «una injusticia», pero siempre ha insistido en que no tuvo nada que ver con el caso. De hecho, nunca ha reconocido su pertenencia a la banda a pesar de que para muchos es un secreto a voces que durante el conflicto fue unos de los líderes del Sinn Féin y del IRA, las dos caras de la misma moneda que era el movimiento republicano.
Una familia rota
Pese a sus afirmaciones, la familia de McConville sigue pidiendo justicia. Helen McKendry vivió, junto a sus nueve hermanos, la indescriptible experiencia de ver cómo un comando de doce miembros del IRA secuestraba a su madre. Llegaron a bordo de dos coches y una furgoneta a la casa en la que vivían y se llevaron a su víctima a base de empujones. «Esa fue la última vez que la vimos», recordaba en un documental de la BBC Agnes McConeville, otra de las huérfanas que dejó el IRA.
Agnes reconoció a una de las participantes en el secuestro, que no llevaba máscara: «Había sido vecina nuestra, estaba ahí con su hermana». «Intentaban tranquilizarnos todo el rato porque nos conocían, conocían nuestros nombres», añade.
El secuestro y posterior asesinato de su madre es uno de los episodios más oscuros del conflicto norirlandés. Su cuerpo no apareció hasta 2003, cuando fue encontrado de forma accidental en una playa del condado de Louth, en la República de Irlanda. Tres años más tarde, una investigación concluyó que no había pruebas de que McConville colaborara con los británicos, motivo por el que fue asesinada. Para sus hijos, la verdad sobre su madre llegaba tarde. En diciembre de 1972, Michael tenía once años. El jueves explicaba a la BBC que el día del secuestro su madre no lles llevó al colegio. «Era la primera vez que faltábamos», recuerda. No sabe por qué.
Se cree que su madre había recibido garantías de grupos republicanos de que no le pasaría nada. Pero es evidente que sentía miedo. «Aquel día temblaba y lloraba, estaba aterrorizada», recuerda Michael.
«Sólo queremos justicia», explicaba el pasado jueves, en uno de los pocos testimonios públicos que existían hasta ahora de los descendientes de esta «desaparecida».
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