La ofensiva ucraniana no logra desalojar a los prorrusos atrincherados en comisarías

El Ministerio de Exteriores ucraniano acusó directamente este domingo a Moscú de estar detrás de la «sublevación separatista». «En las regiones orientales de Ucrania, los servicios de espionaje rusos, junto con saboteadores, han iniciado una operación separatista a gran escala, con el objetivo de tomar el poder, desestabilizar la situación (...) y arrancar estas regiones de nuestro Estado», se asegura en un comunicado de la Cancillería ucraniana. La nota de Exteriores afirmaba que Kiev «presentará pruebas de la implicación de Rusia en el levantamiento armado en el este de Ucrania», en la reunión prevista para el próximo jueves 17 en Ginebra.

Frente al avance prorruso en el este del país, el nuevo Gobierno ucraniano lanzó una ofensiva militar –«operación antiterrorista», la denominó– para intentar recuperar esta zona que está escapando a su control a pasos agigantados. El Kremlin replicó de inmediato asegurando que se trata de una operación «criminal». El Ministerio de Exteriores ruso pidió la convocatoria urgente del Consejo de Seguridad de la ONU. Y aseguró que «recae en Occidente la responsabilidad de evitar una guerra civil en Ucrania».

La operación comenzó en la localidad de Slaviansk (región de Donetsk) contra los miembros de la Milicia Popular de Donbass, que en la víspera se atrincheraron en el edificio de la delegación local del Ministerio del Interior -donde izaron la bandera rusa- y en la comisaría de los servicios de seguridad (SBU). Al poco tiempo de iniciarse la intervención, en la que se emplearon helicópteros y destacamentos de «todas las ramas de las Fuerzas Armadas», el ministro de Interior, Arsén Avákov, afirmó que hubo «muertos y heridos en ambos bandos». Sin más precisión.

El Kremlin avisa que se reserva el derecho de intervenir si se derrama sangre rusaPoco después se supo que uno de los muertos era un prorruso y otro un responsable de la unidad antiterrorista ucraniana del SBU, y que al menos cinco personas resultaron heridas. El ministro pidió a la población civil que evitase salir a la calle. Tras la ofensiva ucraniana, no obstante, los prorrusos mantenían este domingo el total control de Slaviansk.

En su extrarradio también se produjeron combates cuando las fuerzas de Kiev intentaron desalojar a los insurrectos de los puestos de control que habían levantado en las vías de acceso a la ciudad. Los militantes prorrusos tratan así de obstaculizar la llegada de refuerzos desde Kiev. Desde sus barricadas, los separatistas clamaban ayuda al presidente ruso, Vladímir Putin .

El jefe del Estado en funciones de Ucrania, Alexánder Turchínov, afirmó ante las cámaras de televisión que los sublevados serán combatidos bajo la dirección del SBU y con la participación del Ejército. Aseguró que quienes depongan las armas antes de este lunes y no hayan matado a nadie, no serán procesados. Y, como concesión, señaló que se dará una mayor autonomía a las regiones del este.

El situación empeoró también este domingo en Járkov, en la zona noreste del país, pese a que parecía que se iba estabilizando en esta ciudad. La sublevación se extendió a Mariupol (a orillas del mar de Azov), cuyo Ayuntamiento fue tomado por separatistas armados. El asalto tuvo lugar tras una concentración a favor de la «república de Donetsk», a la que acudieron unas mil personas. Después fueron levantadas barricadas en torno al edificio consistorial.

En Járkov se produjo también un intento de ocupar el Ayuntamiento, pero no se coronó con éxito. En Yenakievo, sin embargo, la tentativa sí salió adelante. Yenakievo se encuentra a 50 kilómetros de Donetsk. En Járkov hubo más de un decena de heridos en enfrentamientos entre partidarios y detractores de la incorporación a Rusia.

Donde las Fuerzas de Seguridad ucranianas no han podido todavía hacer ningún avance ha sido en Donetsk, Lugansk y Kramatorsk, ciudades en las que los separatistas continúan controlando diversos edificios oficiales.

Según un vídeo aparecido este domingo en YouTube, el alcalde de Kramatorsk intenta sin ningún resultado persuadir a los hombres que tomaron el edificio del gobierno para que depongan su actitud. Los asaltantes le preguntaron si está dispuesto a apoyar la proclamación de la «república de Donetsk». Y, en caso contrario, le exigen que abandone el lugar y deje el puesto a disposición de otro regidor. El argumento de que eso lo debe decidir la ciudadanía en unas elecciones no hizo cambiar de parecer a los separatistas, que tienen además en su poder la principal comisaría de la ciudad. El sábado tomaron ambos edificios en medio de un tiroteo que, al parecer, no causó víctimas. Como el resto de sus compañeros, iban uniformados, provistos de armas automáticas y a bordo de camiones sin placas de matrícula.

El Kremlin ha advertido reiteradamente que, si se derrama la sangre entre la población rusófona del este de Ucrania, se reserva el derecho de intervenir militarmente. Al otro lado de la frontera, hay estacionados cerca de 40.000 efectivos del Ejército ruso listos para entrar en combate. Putin dijo la semana pasada tener la esperanza de que las autoridades ucranianas «no cometan nada irreparable».