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Fethullah Gülen, el poder en la sombra que amenaza a Erdogan

El influyente teólogo, antes aliado, mantiene ahora una guerra abierta contra el primer ministro turco

Fethullah Gülen, el poder en la sombra que amenaza a Erdogan abc

daniel iriarte

Recep Tayyip Erdogan, el primer ministro de Turquía,se refirió este domingo de forma algo críptica a la fuerza que casi todos los observadores piensan que está detrás de las operaciones policiales y anticorrupción: el movimiento del teólogo Fethullah Gülen, una organización orientada a la búsqueda de influencia política y religiosa mediante una red de instituciones educativas, empresas y medios de comunicación. Se cree, además, que numerosos mandos policiales y miembros de la judicatura son leales al movimiento Gülen.

«No toleraremos organizaciones que, actuando bajo el manto de la religión, están en realidad siendo usadas como peones de ciertos países para llevar a cabo una operación en nuestra nación», comentó Erdogan. «Un movimiento, una causa, debe tener moral en primer lugar. Un movimiento que ve cualquier medio como legítimo y permisible nunca tendrá éxito», dijo, evitando mencionar a la red Gülen por su nombre.

No era necesario, puesto que su asesor principal, Yalçin Akdogan, lo había hecho el día anterior en una polémica columna publicada en el diario progubernamental «Star», en la que se refería expresamente a la Cofradía de la Luz, la agrupación religiosa de la que nace el movimiento Gülen. El primer ministro, escribió Akdogan, «sabe bien que aquellos que han maquinado contra el Ejército y los servicios de inteligencia de su propio país, la banca nacional y la muy querida autoridad política no harán nada por el bien del país».

Hasta 2011 el movimiento Gülen tenía una estrecha alianza con ErdoganUnas palabras muy reveladoras si se conoce el contexto: hasta 2011, el movimiento de Gülen mantenía una estrecha alianza con el Gobierno de Erdogan, puesto que ambos compartían objetivos, como la islamización progresiva del país o la neutralización del Ejército como árbitro político. Por ello, el Ejecutivo prestó todo su apoyo al famoso caso «Ergenekon», una serie de procesos judiciales contra presuntas tramas golpistas por parte de altos mandos militares que, al menos en algunos casos, se ha demostrado que se llevaron a cabo con pruebas fabricadas. El caso lanzó al estrellato al fiscal Zekeriya Öz, considerado muy cercano al movimiento de Gülen.

Pero la alianza se rompió cuando los llamados Tribunales Especiales, creados para juzgar los abusos de los cuerpos de seguridad y las fuerzas armadas, trataron de procesar al jefe de la inteligencia turca, Hakan Fidan, un hombre de Erdogan. Desde entonces, el enfrentamiento entre el primer ministro y los partidarios de Fethullah Gülen no ha hecho sino acrecentarse, hasta el punto de que Erdogan llegó a acusar al movimiento religioso de estar detrás de la oleada de protestas contra el AKP (gobernante Partido Justicia y Desarrollo) del pasado verano.

Cierre de sus escuelas

Como represalia, hace un mes el Gobierno decidió cerrar las escuelas preparatorias para la Universidad que aportan importantes ingresos a Gülen. El movimiento se puso abiertamente contra Erdogan. La semana pasada, unidades anticorrupción arrestaron a unas 50 personas vinculadas al AKP, incluyendo al constructor más importante de Turquía, Ali Agaoglu, un amigo de Erdogan. El fiscal del caso no es otro que Zekeriya Öz, que asegura tener grabaciones telefónicas en las que los sospechosos ofrecen o aceptan sobornos, realizadas en los últimos 14 meses. Además, algunos medios hablan de la existencia de vídeos con contenido sexual en los que podrían aparecer hasta cuarenta diputados del AKP.

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